FANTASIA

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De alguna manera la semana paso rápido, hace casi nueve días que estaban de viaje disfrutando de la comida, los lugares que tenía como fines turísticos, incluso fueron al templo a conocerlo, la arquitectura era magnifica e imponente, sus colores hermosamente hacían armonía entre sus mesclas.

Llegaron al lugar en el que se hospedaban para alistarse, esa noche seria para relajarse por ello irían a un antro para disfrutar que la noche es joven. Ambas se vistieron acorde para la noche, con sus vestidos blancos a juego, se les hacía divertido y romántico vestirse de esa manera.

Cuando llegaron al lugar vieron que estaba lleno, para comenzar la noche se dirigieron a la barra para pedir sus bebidas, la música estaba al máximo, en donde quiera que vieran podían ver a personas bailando, bebiendo e incluso algunas parejas besándose en los lugares más escondidos. Conforme pasaba el tiempo, el ambiente del lugar las contagio, bailaron y bebieron por la noche, las bebidas que tomaron comenzaron a hacer efecto, los bailes eran más provocativos y candentes, el sudor les recorría en el cuerpo por el baile, pero eso no les importo.

Después de tantas copas, la mente de alguien la traiciono, miro a su acompañante, lo que vio ya no era el rostro de su esposa sino de una mujer que desde hace varios días ocupaba su mente, ella era la más afectada por las bebidas, por lo cual en pensamiento vio a una pelinegra con ojos cafés que le robaban el aliento, miro los labios tan apetecibles los cuales acaricio con sus dedos, sin tener control de ella misma, comenzó a besarla de manera brusca y desesperada, cuando noto que no le seguían el beso se separó un poco de su acompañante.

- Bésame... por favor – suplico, sin esperar más su petición fue atendida, comenzando una danza con sus labios, los besos hacían que su cuerpo ardiera de deseo – vámonos de aquí – hablo entre besos.

Irin sin pensarlo dos veces atendió al pedido de su esposa, tomaron un taxi para ir rumbo al motel que se estaban quedando, durante el trayecto Becky besaba el cuello de su esposa y sus manos lo pasaba por diferentes lugares del cuerpo de Irin.

Con mucho trabajo entraron a la habitación, la espalda de Becky estaba contra la puerta, con sus manos recorría el cuerpo de su esposa, Irin con todo el deseo que tenía no pudo decirle que no a su esposa, con sus manos acariciaron con fervor el cuerpo de su amada, con una de sus manos acaricio la pierna de su mujer levantándola para que así pudiera con su pierna su cintura, mientras que con la otra masajeaba la parte intima de esta sobre la ropa interior notando lo mojada que estaba, sus besos descendieron de su boca a sus pechos, acción que hizo que Becky arqueara su espalda del placer que estaba sintiendo, con sus manos tomo los cabellos de Irin para jalarlos y separar un poco su rostro para besar sus labios, durante un momento vio ese maldito rostro que le torturaba en sus noches.

- Te odio – susurro para después besar a Freen o por lo menos eso pensaba ella.

Esa noche por primera vez hicieron el amor, por primera vez se entregó a los brazos de una mujer que en sus pensamientos era su ángel guardián, esa noche tuvo sus orgasmos pensando que las manos que la tocaban y penetraban eran las de su ángel que poco a poco se convertía en su demonio.

Los jadeos que Irin escuchaba de su esposa la excitaban, incluso la motivaba a seguir haciendo su labor en darle placer a su esposa, entre gemidos Becky susurraba "mi ángel" e incluso palabras de amor. Ella exclamaba por más, las expresiones de placer, los movimientos del cuerpo de Becky era un placer para ella.

Estuvieron así por casi toda la noche, ambas terminaron agotadas por las actividades del día y por su actividad nocturna, Irin se sentía feliz, por fin pudo pasar esa etapa con su esposa.

Al día siguiente cuando amaneció, la chica de cabellos cortos despertó con un leve dolor de cabeza e incluso de su cuerpo, miro que un brazo le rodeaba su cintura, se dio cuenta de que estaba desnuda, dentro de ella empezaba a crecer un sentimiento de culpa. Poco a poco los recuerdos de la noche pasada llegaban a su mente, pensó que era Freen con la que se acostó, con miedo volteo su cuerpo poco a poco para ver el rostro sereno de su esposa durmiendo. Pero entonces ¿por qué el sentimiento de culpa no desaparecía de su pecho?, la respuesta era fácil, pero ella se negaba a contestarlo.

Yo soy InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora