Mi Anastasia: mi más, mi todo.

18. Llamada Extraña

Desde que llegue no he hecho más que pensar en mi Ana. ¿Por qué justo ahora tiene que venir este problema? No quería dejarlos, ya no quiero pasar otro día sin estar cerca de mi familia.

La llamo pero me entra el buzón de voz.

¿Dónde estás nena?

Reviso mi correo y me pongo a navegar cuando de pronto, aparece una fotografía que hace que mi frustración se convierta en rabia en una décima de segundo. Muy decidido tomo mi celular y marco. . .

-Christian, hermanito. . .

-¡¿Qué hacías con mi esposa corriendo muy sonrientes?!

-¿Qué? ¿De qué hablas, Christian? Digo sí, la acompañe a hacer ejercicio, nada más. . . ¿Cómo lo sabes?

-¡Porque hay fotos de ustedes en toda la red cibernética! Sabes lo chismosa que es la gente. ¿Anastasia Steele y Elliot Grey? ¿Christian sabe?

-¿Qué tonterías son esas, Christian? ¿No pensaras que yo. . .?

¡Mierda! Tiene razón, estoy como loco. ¿Mi hermano y mi mujer juntos? Eso nunca, aunque ver a mi Anastasia con otro hombre, por más hermano mío que sea, me pone enfermo.

-Mira Elliot, sé que eres mi hermano, pero sabes lo celoso que soy - Trato de calmarme - Te pido disculpas por la forma en la que te hable, pero ese encabezado me puso muy nervioso.

Terminamos de hablar y me entra otra llamada. Número desconocido. Atiendo.

-Grey.

-Hola guapo, ¿cómo estás? - Es una voz femenina que vagamente me resulta familiar. Pero no recuerdo.

-¿Quién eres? - Interrogo.

-Vamos corazón, ¿no adivinas quién soy?

-¡No! Y no tengo tiempo para jugar a las adivinanzas - Pierdo la paciencia - No me llames así, creo que te equivocaste de número. . .

-No, no, no. Eres Christian Grey, el dios del sexo.

¿Quién mierda es esta mujer? ¿Me conoce?

-¿De dónde nos conocemos? Dime quién eres de una puta vez

-Siempre tan impaciente, señor.

-Deje este maldito juego. ¿Quién eres maldita sea?

-Cuidado con lo que dices, cariño. Bueno, aunque me duele que no me hayas reconocido, solo te diré que la pasábamos de maravilla en tu cuarto de juegos. Pronto sabrás de mí. . . Amo.

-¿Quién eres? ¿Hola? ¿Hola. . .?

Colgó.

No puede ser, ¿quién era esta mujer? ¿Cómo consiguió mi número? ¿Por qué menciono el cuarto de juegos y me llamó Amo? Hace años que deje ese mundo. . . ¿Será. . . ?

No, no, esto debe ser una broma. . . Pero, ¿quién me haría una broma así? ¿Elena? Pero si hace años que no sé de ella. Esta mujer menciono mi cuarto de juegos ¿Será posible? Siempre tome las precauciones de confidencialidad. . . ¿Será una de las quince?

Demonios.

Después de casarme con Ana queme todos los expedientes de esas mujeres, y de la mayoría he olvidado el nombre.

Carajo. ¿Ahora esto? ¿Puedo tener más suerte?

Llamo a Welch.

-Señor, ¿ocurre algo? - Se asoma con el ceño fruncido.

-Así es Welch. Acabo de recibir la llamada de una mujer, quiero que averigües a quién pertenece la línea. Mueve a todos tus contactos, busca bajo las piedras si es necesario, pero consígueme esa información, es urgente.