31. Noche

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Pov Anastasia:

Desde que me divorcie de Christian no lo he vuelto a ver, solo mantenemos contacto por teléfono o correos, y solo para hablar de Teddy. De nosotros nada.

Aún me duele todo lo que pasó, me ha enviado varios correos y mensajes explicando lo que paso, y menciona a una tal Susana. Sí, la recuerdo ¿y cómo olvidarla? Llegué al límite de mi paciencia, me doy cuenta que no puedo con los fantasmas de Christian. Me ha hecho tan feliz... Pero tan infeliz a la vez, desde que nos conocimos hemos tenido problemas. Es como si el destino estuviera en contra nuestro, la perdida de nuestro segundo hijo me hizo darme cuenta que no soporto más, no sé si estoy siendo cobarde pero siento que es lo correcto.

Christian dice que fue una trampa, pero... Parecía tan real. Ya no puedo volver a confiar en él, algo se rompió. No niego que todas las noches sueño con él, abrazo mi almohada para retener las lágrimas. Teddy cada vez se parece más a su padre, hasta en los gestos, la forma en como camina, como habla.

-Flashback-

-No nena, por favor no me dejes.

-Christian ya no aguanto, llegué a mi límite. Ya no podemos seguir juntos.

-Ana por favor, podremos superar esto.

-Jamás podré superarlo, Christian.

-Iremos a terapia si es necesario, soy capaz de acabar con todos los secretos, contarle a mi familia sobre mi pasado, Susana...

-¡No Christian! ¡No hagas esto más difícil!

-¿Entonces eso es todo?

-Sí, no puedo seguir contigo. A partir de ahora lo único que nos une es Teddy.

-No hagas esto Ana, te amo.

-No sigas Christian.

-¿Aún me amas?

Me quedo callada.

-Es el fin Christian, ahora lo único que importa es Ted.

-Fin del Flashback-

-Ana... Ana...

-Discúlpame, Elliot.

-Te quedaste perdida en tus pensamientos.

-Ana, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro.

-¿Alguna vez te has arrepentido de dejar a mi hermano?

Esa pregunta me toma por sorpresa.

-No Elliot, no he podido superar lo que paso... Pero no quiero hablar de eso ahora.

-De acuerdo, ¿otra ronda?

-Creo que ya he bebido demasiado, y sabes que pierdo los sentidos cuando lo hago.

Elliot se ríe.

-Cómo olvidarlo, el alcohol y tú no van de la mano.

Me río.

-No. Salud - Levanto mi vaso.

-Salud. No te preocupes, yo cuidare de ti.

-Lo sé.

Después de unas cuantas rondas más, me encuentro riendo como una tonta.

-Elliot es hora de irnos, no me siento muy bien, tome demasiado.

-Sí, puedo notarlo.

-Tú también, mírate.

Ambos reímos

Mi Anastasia: mi más, mi todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora