33. Sin palabras

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Entonces, sí. Ana estuvo aquí. No recuerdo bien lo que pasó, todo me parece un sueño... ¿Ella me ayudo a ir a la cama?

No sé por qué se preocupa por mí si ya tiene a Elliot. Yo ya ni debo importarle.

-¡Papii!

-Pequeño no grites, me duele mucho la cabeza.

-¿Juegas conmigo, papi?

-En un momento, campeón. Primero debo hablar con Taylor - Le acaricio el pelo a mi hijo -Taylor acompáñame por favor.

-Sí señor.

-¿Por qué tuviste que llamar a Anastasia? ¿Por qué precisamente a ella?

-Discúlpeme, no podía verlo así.

-Está bien, pero no vuelvas a hacerlo por favor.

-De acuerdo señor.

Voy a jugar con mi hijo.

-¿Qué haces, pequeño?

-Un rompecabezas, ¿me ayudas?

-Claro, esto nos llevara un buen tiempo. Dime, ¿tu mamá vino contigo?

-Sip.

-¿Tu tío Elliot estaba con ella?

-No, estábamos solos. Mamá dijo que estabas enfermo, papi.

-¿Tu tío ha estado con ustedes estos días?

-Nop.

No puedo evitar sentir curiosidad, necesito saber si Elliot y Ana están juntos o no.

Otra vez me encuentro perdido en mis pensamientos, ¿en qué momento Teddy se quedó dormido? Me gustaría ser como él y quedarme dormido así de fácil.

-Señor si quiere llevo al niño a su habitación.

-No, déjalo. Yo lo llevo, quiero que duerma conmigo.

Cargo a Ted en mis brazos.

-Shh, no te asustes Ted, te llevaré a la cama ¿quieres dormir con papá?

-Sí papi.

-Bien, ese es mi muchacho - Sonrío.

Lo recuesto sobre la cama y contesto unos correos.

Me despierto y algo anda mal, ¿qué ha ocurrido?

-Pequeño, ¿qué pasó?

-Lo siento, papi. No aguante...

-Tranquilo, vamos a darte un baño y a cambiarte de ropa. Le avisaré a Gail para que limpie.

-¿Estás molesto?

-No, jamás podría enojarme contigo.

Le doy a Teddy un divertido baño de burbujas. Primero fue difícil meterlo y ahora ya no puedo sacarlo.

-Vamos Teddy, ya es hora de que salgas.

-Mis manos están arrugadas.

-Eso quiere decir que ya es hora de salir.

Me salpica con el agua y nos reímos.

-Por favor pequeño, sal que hoy nos espera un gran día, saldremos a pasear y por la noche te dejo en casa de tu mamá.

-¿Puede venir mami también?

-No creo que pueda.

-¿Por qué?

-Está ocupada.

Recuerdo cuando salíamos los tres y me entra la nostalgia, realmente extraño esos momentos.

Mi Anastasia: mi más, mi todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora