-¡Susana! ¿Qué haces aquí? ¿Quién te dejo entrar? ¡Llamaré a seguridad!
-Tranquilízate querido, yo no haría eso si fuera tú. . . Necesitaba verte.
-¿Qué quieres? Sabes que amo a Anastasia.
-Por favor. . . No me vengas con cursilerías, tú no la amas. Ella no puede darte lo que quieres.
-Tú no sabes nada.
Golpeo muy fuerte mi escritorio y fijo mi penetrante miranda en ella.
La veo aproximarse a mí –Podemos pasarlo muy bien, querido. . .
-¡No me toques! – La alejo.
-Te estas equivocando.
Me toma por sorpresa y atrapa mi boca con sus venenosos labios de víbora. Se me comprime el estómago. La odio.
-¡Vete de aquí, maldita!
-Shhh. . . Cuidado con esa boca, cariño. . . Lo que podría hacerte. . .
-Cállate y déjame en paz – Siseo.
-No sabes lo que dices.
-No te tengo miedo. Ahora vete o llamaré a seguridad.
-Nos volveremos a ver, no será fácil esto.
Se acerca y me observa con mirada desafiante antes de marcharse.
La odio y el solo hecho de que este en la misma habitación que yo me produce malestar. ¡¿Quién demonios la dejo entrar?!
-¡Andrea! – Estoy furioso - ¿Quién dejo pasar a esa mujer?
-Lo lamento señor, dejo mi puesto un momento para atender una llamada.
-Averigua quién la dejo entrar y envíalo con Roy, quien haya sido está despedido. Ahora vete.
Por mis nervios le he gritado a todo el mundo, lo único que deseo es que termine de una vez por todas la reunión con los asiáticos para poder regresar a casa y estar con mi esposa e hijo.
En casa
-¡Papi! Mami se ha sentido mal.
Voy a la habitación y me encuentro a Ana acostada -¿Todo bien, cariño? – Le acaricio el pelo.
-Si quieres llamo a la Dra. Greene para que nos haga una visita.
-No, no hace falta. Seguro es por el embarazo, he tenido mareos y nauseas todo el día, ya Gail me ha dado un té y se me está pasando.
Acaricio su vientre y me acerco para hablarle – Hey pequeñín, mami y yo te estamos esperando, ya queremos verte.
-Christian. . . – Ana jadea – Estas tocándome. . .
-¿Si? ¿Y si bajo más mi mano? – Bebé no le digas a nadie lo que tu mamá y yo haremos.
-Mmm. . .
Sigo bajando mi mano hasta llegar a su vagina y meto un dedo entre sus bragas.
-Lista, ¿eh?
-No me tiente, señor Grey.
Me toma de la camisa y tira hasta tumbarme en la cama, ella se levanta y cierra la puerta con llave.
-¿Qué vas a hacerme?
-Ya vera, señor Grey.
Lo primero que hace es bajar el cierre de mi pantalón. . . Sus manos son mágicas, ni bien me toca mi erección crece y se endurece. Cierro los ojos de placer. . .
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Mi Anastasia: mi más, mi todo.
Fiksi PenggemarHistoria contada desde la perspectiva de Christian. Después de que Christian se enterara del embarazo de Anastasia, no acepta la llegada del bebé y le pide que aborte. Cuatro años después se reencuentran y él está arrepentido, hace todo lo posible p...