43. Cena y algo más...

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Ana debe pensar que he perdido la cabeza, y tal vez sea cierto. Es demasiada información para procesar, me encuentro aturdido y rebasado de ésta situación. Lo único que deseo es despertar y que todo haya sido una pesadilla, que Ana y yo nunca nos hayamos separado y que todas estas cosas horribles que ha tenido que vivir por culpa mía nunca hayan ocurrido. Pero esta es mi maldita realidad. Anastasia y yo seguimos divorciados pero juntos, aunque no sé muy bien cómo definir nuestro "juntos". ¿Qué hice para merecer esto?

Estúpido, claro que lo sabes.

-Estás muy callado, Christian. ¿Te ocurre algo?

Ana me saca de mis pensamientos. Nos encontramos sentados en la bañera, ella recostada sobre mi pecho y yo rodeándola con mis piernas.

-Estoy bien, solo pensaba en cómo fue que llegamos hasta aquí.

-También pienso en eso... De alguna forma u otra terminamos juntos. Nos hemos reencontrado.

-Tal vez sea porque estamos destinados a estar juntos, ¿no lo crees?

-Yo solo sé que era una tímida estudiante a punto de graduarse, que tuvo la suerte de caer en la oficina de un empresario muy intimidante y controlador... ah, y para nada gay.

Ambos reímos a carcajadas.

-Que desfachatez de su parte venir a mi oficina y hacerme preguntas tan atrevidas, señorita Steele.

-No quiero ni recordarlo, quería meterme debajo del suelo apenas escuche lo que dije. Si Kate no se hubiera enfermado y no me hubiera mandado en su lugar, ¿crees que de igual manera nos hubiéramos conocido?

-La verdad no lo sé, en esa semana había puesto en mis planes cancelar mi presencia en la entrega de títulos, era demasiado aburrido para mí. Pero cuando te conocí y supe que tú estarías ahí cambié de idea de inmediato. Jamás había ido tras una mujer, en ese entonces no lo sabía, pero ya estabas poniendo mi mundo de cabeza. Te amé desde el primer momento, Anastasia.

-Yo también ya te amaba, pero tenía miedo de saltar al precipicio y salir herida - Baja la mira -Ya no hablemos del pasado. Salgamos.

-De acuerdo.

La ayudo a salir y la seco. Nos pusimos nuestros pijamas y nos acostamos en la cama en silencio, me volteo y la abrazo muy fuerte.

No viviré ni un segundo lejos de ti, Ana.

-¡Papi, mami! ¡Es tarde!

Teddy nos despierta, está muy emocionado, su partido de fútbol es hoy.

-Son las seis treinta, pequeño. Tu partido es a las nueve.

Ana se ve cansada, nos acostamos muy tarde anoche.

-Está bien, danos un momento. Ve a ayudar a Gail con el desayuno.

-¡Hurraaa! - Mi pequeño se va corriendo.

Le prometimos a Ted que todos iríamos a su primer partido.

-Aún es temprano, Ana.

-¿Quieres descansar un poco más?

Niego con la cabeza y me quito la camisa.

-Lo que menos quiero es dormir...

Ana se muerde el labio y me recorre con sus ojos.

-Creo que ambos pensamos igual.

-¿Y qué es lo que tienes en mente? - La reto.

-Creo que puedes imaginarlo.

-La verdad no. Dímelo, quiero escucharte.

-Quiero que me cojas.

Se lanza sobre mí.

Mi Anastasia: mi más, mi todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora