Capítulo 1: La orden de los forajidos.

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Capítulo 1: La orden de los forajidos.

"Son hombres malos que hacen cosas malas".

Los días en la granja eran lúgubres y pesados, Avice no quería sonreír u hacer bromas, solo realizaba sus deberes cotidianos como si estuviese en un trance.

Ella entró a la habitación donde su padre se hallaba convaleciente y no pudo evitar rezar por su alma, para que dejase de sufrir, pidió un milagro donde se levante como si la mitad de su cuerpo no estuviera en descomposición.

-Hija -llamó el hombre en la cama, extendió su mano hacia ella quien se paró en el marco de la puerta -, no llores -suplicó -. Mi agonía acabará pronto.

Avice no se había dado cuenta que lágrimas salían de sus ojos, aún así no hizo ningún gesto que delatara su denigrante estado de humor, ¿por qué todo esto no podía acabar de una buena vez? ¡Que le den ese trono maldito a alguien! Y dejen volver a su hermano, lo necesita tanto.

Estos días su padre estuvo insistiendo que tomase su espada, el caballo y cabalgue lejos de Tree, que busque a su hermano si es posible pero que no permanezca en el condado, él morirá en cualquier momento y le da igual si lo hace solo mientras ella esté muy lejos para ese entonces.

Se negó, claro que se negó, ¿cómo puede? Lo ama tanto, ya enterraron a su madre y pretende que ella lo abandone a su suerte, pase lo que pase se quedará hasta que su padre de su último aliento despidiéndose de este mundo.

Aún así sacó la vieja espada de su estuche donde su padre la guardó como un tesoro, su acero brilla sin desgastarse por más de llevar años ahí dentro.

«Es mágica», pensó, su propio reflejo se veía en la hoja, miró sus ojos con ojeras por las noches en vela y su cabello negro desordenado, se ve terrible, nunca fue una belleza deslumbrante sino una niña "salvaje", "cara de rata" como le decían los niños del pueblo, pero ahora se ve simplemente desgastada y horrenda.

La belleza no importa cuando está en riesgo la vida, quitó su sensibilidad natural de mujer sepultandola bajo la seguridad de la espada, la tomó y salió al patio donde la empuñó simulando una estocada, detrás de su establo practicó aunque nunca le hayan explicado cómo.

De pronto oyó una risita burlona y se asustó, vio hacia dónde un hombre se paró sujetando su boca para no estallar en carcajadas, las manos de Avice temblaron por el miedo.

-Vamos, sigue, niña -la alentó, Avice sintió el peligro, observó a los costados y notó que él no venía solo sino con un grupo quienes atrapaban a sus gallinas rompiendoles el cuello.

-¡No! -gritó corriendo hacia delante, el hombre con una sola mano la atrapó y tiró hacia el suelo, es muy fuerte.

-Solo porque me resultaste divertida dejaré pasar eso -habló agrio el hombre, al parecer llegó para quedarse, su asentamiento por fin había encontrado una granja que aún no saqueaban -. Todo aquí es nuestro ahora -sentenció -, incluyendote.

Esa tarde la dejó ir sin lastimarla, pero no se olvidó de ella.

Ese hombre era el líder de la orden, un grupo de forajidos muy ágiles para huir de la justicia los cuales devastan pueblos a su paso aprovechando las guerras y hambrunas, es conocido por ser un grupo muy grande y violento.

Tirada en el suelo sintió como ardía donde el hombre la había tomado, justo por el cuello, no quiso levantarse, le dolía todo el cuerpo.

Al día siguiente regresaron, Avice los vio desde la ventana de la cocina admirando con suma resignación como ellos buscaban entre sus escasos cultivos las últimas papas.

-¿Qué ocurre, hija? -preguntó Hawk desde su habitación, ella le preparaba una sopa insípida -. ¿Qué son esos pasos?

Avice miró fijamente y sin apartar la mirada al caballo donde ese tipo estaba subido, él la saludó desde la distancia.

-Nada -dijo con su tono plano, le dolió el cuello al volver a verlo -. No ocurre nada, padre.

Él solo salir ya era un peligro, realmente no están seguros en ninguna parte, se siente similar a tener un grupo de lobos jugando con su comida, con resistencia fue hasta un arroyo cercano a buscar agua, alguien debía hacerlo.

Creyó que nadie la vería pero él nunca quitaba sus ojos de encima suyo, siempre la estuvo vigilando.

-Pequeño cuervo -habló de nuevo la voz rasposa del hombre -. Creí que jamás te atreverías a salir -Se paró a un lado de donde Avice tenía su cubeta, ella lo observó con una expresión vacía.

-¿Qué quiere de mí? No tengo nada, todo ya se lo llevaron -dijo con valor, esto provocó la risa del hombre.

-Las mujeres siempre tienen algo para dar -respondió.

"Las mujeres siempre tienen algo para dar", sin mostrar su miedo o el horrible impacto que tuvieron sus palabras en ella se levantó con su cubeta y caminó lejos. Si quiere violarla entonces solo lo hará, no importa si súplica y llora, lo cual seguramente hará en ese momento, sin embargo en su cuerpo hay una resignación peligrosa con la que al líder de la orden le gustó jugar.

Avice regresó por su camino sin echar un vistazo al arroyo, solo escuchó: "¡Te visitaré pronto, pequeño cuervo!", juró en su corazón que el día que la visite se quitará la vida si es que no puede acabarlo.

Él irá por ella pronto, los otros hombres no entraban a la granja, Avice fue advertida toda su vida acerca de las perversidades que pueden cometer los hombres, también conoció la naturaleza codicioso de ellos.

Ella está marcada por el líder, solo se entretiene con su plato principal, es suya desde el momento en que la vio.

«No puedo rendirme tan fácilmente», se dijo con determinación, ¡tiene que hacer algo! Una última idea donde visita a su madre junto a su padre le cruzó por la cabeza, ¿se atreve?

El aceite no tiene que usarse a la ligera en las noches, mucho menos cerca de objetos inflamables.


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¡Primer capítulo! ¡De maratón!

Y sí, ella tiene como trece años aquí, el líder es tremendo cerdo vi*lador.

Cosas que deben saber:

Avice no es buena defendiendose aquí porque literalmente tiene trece años y nunca antes le había interesado prácticar con su hermano y padre (su padre no hacía diferencia entre sus hijos, la hubiera dejado). No habría podido imaginar que una guerra la dejaría así.

También está muy débil por el hambre, casi en desnutrición.

No se específica donde queda el condado pero es, como se imaginaban, cerca de las tierras del río, y adoran a los siete, no a los antiguos.



La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora