Capítulo 40: ¡Se llevaron a los gemelos!

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Capítulo 40: ¡Se llevaron a los gemelos!

“Lo único que tengo en esta vida, lo único que me queda, son mis hijos... sin ellos yo muero, y si alguien los daña les haré vivir un infierno”.

Luego de su charla con Dovan Arryn quedó tan asustada que no quiso dejar salir a sus pequeños, sin embargo como si el mundo conspirara en su contra llegó un mensaje: El líder de la isla tiene información acerca del reino desaparecido.

Avice tembló pero se mantuvo firme ante todo, envió a Eggil primero para asegurarse que no sea una trampa y este dio una buena señal, al menos en la mansión no hay asesinos.

En su tripulación había dos buenos espadachines, los únicos realmente buenos que tiene aparte de Eggil, el resto dejan mucho de desear. Le pidió a Amos y Lokgan Drumm vigilar el camarote de los niños con sus sirvientas, estos se quedaron al pie del lugar con miradas serias aceptando la orden.

Ir sin sus dos mejores guardaespaldas es una locura, casi desprotegida para poder asegurar a sus hijos, no tuvo que alejarse tanto del gran negro desde un principio.

«Si salimos de aquí con vida no volveré a despegarme de Tyron hasta que me eche», se juró mientras caminaba por un sendero repleto de plantas, es una isla muy calurosa y llena de anfibios los cuales salían por todas partes, “isla de las serpientes”, uno de sus mayores sustentos es la venta de venenos poco conocidos a viajeros quienes desean cometer crimenes sin ser descubiertos. Avice tiene que fijarse bien donde pisa, así vislumbró una gran estructura en lo alto custodiada por hombres con una piel oscura y grandes torsos.

El dueño de la isla es un anciano vestido con telas muy brillantes y pesados anillos en su mano, él le ofreció asiento en un cojín en el suelo frente suyo, cuando habló con su voz rasposa dejó a Avice asombrada.

—¿Qué me dice? —Se sintió usada y quiso sacar su espada para cortarle el cuello al anciano.

En su cojín dorado le explicó: “No existe ningún reino al que debes llevar ese cargamento, yo pedí los granos y espadas al reino del sur. Ellos no querían hacer transacciones con un hombre como yo públicamente, por ello se inventaron tal historia”.

Él sabía lo que ella llevaba en la bodega con exactitud, tuvo ganas de golpear a la gente. Todos y cada uno de ellos son doble cara y faltos de sinceridad, el dueño de la isla le tiró una gran bolsa de oro que ella tomó sin ganas.

No quiso saber qué obtuvo a cambio él monarca del reino ni qué pretendía hacer este anciano con tales cosas que no le servirán sin un ejército.
Se levantó del cojín y quiso salir del lugar, cuando una tos la detuvo.

—No crea que no soy un hombre bueno, Avice Greyjoy —la llamó y ella volteó al instante con un semblante asombrado.

—¿Cómo...? —cómo sabía su nombre, apretó la empuñadura y le echó un vistazo a Eggil quien se paró en la puerta con ese hombres uno cada lado, están realmente en desventaja.

—Oh, no se preocupe por mí —hizo de menos con un gesto con las manos —. Me ofrecieron mucho por atraparla apenas la tuviera enfrente, pero no soy un loco —confesó —. Si la atrapó ahora, ¿quién me salvará del látigo?

Avice entendió lo que el anciano quería decirle, hizo “ting” y quiso salir del lugar, al viejo le ofrecieron dinero por atraparla y este se negó por temor a la furia de Tyron Greyjoy, ¿pero desistieron acaso? ¿Y quiénes eran?

—¿Quiénes? —preguntó.

—No lo sé —se encogió de hombros el anciano —. Solo me ofrecieron mi peso en oro, pero yo amo más a mi isla que cualquier otra cosa y no quiero tener nada que ver con el asesinato de una princesa pirata —Se hizo para delante apoyando sus codos en sus piernas para poder ver bien a Avice, este viejo está demente —. Ellos no se fueron, princesa —le dijo en voz muy baja —, y no se marcharan con las manos vacías.

La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora