Capítulo 46: ¡Educar niños es difícil!

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Capítulo 46: Educar niños es difícil.

“No estoy preparado para esto, no sé cómo Benjicot puede hacerlo cuando él mismo no tiene educación alguna”.

—¡Kenric! —gritó molesto, el niño se le perdió de nuevo, caminó por el barco a grandes zancadas revisando cada hueco, girando en cada esquina con atención, le gusta esconderse en huecos para dormir.

—Eso lo haremos nosotros, mi Lord —interrumpió su paso un ayudante, con respeto le instruyó para que le deje el asunto en sus manos.

Oscar chasqueó la lengua y apartó al ayudante del camino: ”¡Kenric!”, ahora estaba molesto, de debajo de una mesa salió de a poco y se paró ante él con descaro, el mayor se vio tentado a agarrarlo por las orejas.

—¿Qué? —le preguntó con su rostro con aparente desconcierto —. ¿Me buscabas?

Oscar estaba más molesto de lo normal aunque intentó controlarse, aún así avanzó y tomó del brazo al niño para preguntarle: “¿Tomaste el broche insignia de Davon Arryn?”, lo interrogó serio, el Arryn le había reclamado de una manera muy correcta y elocuente dejándolo avergonzado.

“Se lo traeré de nuevo, pido disculpas”, solo pudo decirle con una enorme pena y vergüenza, ¿Kenric había tomado el broche indigna aquella mañana mientras Oscar le platicaba a su segundo al mando? ¿En qué momento? Pronto regresó a su estudio el Arryn con una expresión complicada pidiendo a Lord Tully que revise si el niño Kenric no había “sujetado” su broche muy fuerte, es una evidente acusación pasiva de hurto que Oscar entendió bien pues él también está seguro que si alguien tiene un aprecio por las cosas ajenas ese es el pequeño Black Fish.

El niño miró sus pies decaído: “Es que me gustó”, respondió con voz baja, luego sacó el broche que tenía en su bolsillo entregándolo.

—¿Para qué lo querías? —Quiso saber al momento de recuperar el objeto, es brillante con la forma de una águila volando al cielo, “tal alto como el honor”.

Los ojos del pelinegro se iluminaron, pronto se animó notando que Oscar no iba a golpearlo por haber robado.

—Iba de devolverlo —le confesó —. Es que me recuerda a la espada de mamá: Tiene este tono de plata luminoso y esta forma puntiaguda —contó como si pudiera ver la espada tan magnífica ante él y también a la mujer empuñandola —. Me dijo que será la herencia de quién mejor sepa usarla, Puffer es muy llorón, seguramente será mía.

Oscar quedó sorprendido y se llevó el broche insignia junto con el niño de la mano, es verdad, él será un gran guerrero algún día, y tal vez se crucen en el campo de batalla. Pero también: «Grover no es un llorón», se dijo al hallar al pelirrojo en la puerta esperándolos, él los espera para comer siempre, tan cálido a pesar de todo.

En la cubierta se pusieron las sillas y la mesa como es costumbre para su señor, ahora agregó dos sillas más bajas a su lado y al frente donde los niños comían tranquilos, vio a Kenric meter la mano en el plato y le dio un golpe en la cabeza.

—¿Eres un animal acaso? —le recriminó, Kenric no se inmutó ante el golpe, solo asintió y usó los cubiertos.

A Grover no tenía que decírselo, el se sentó con los brazos a los costados la espalda recta, cortó trozos de manera prolija y delicada para luego llevar el tenedor a su boca, solo verlo es un enorme placer ante esos modales tan refinados, aunque nunca deja ni una miga en su plato.

—¿No se enojó el señor Davon? —preguntó Grover, siempre que habla lo hace de manera clara y guardando respeto hacia este hombre que los salvó —. Es solo un adorno insignificante.

La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora