Capítulo 51: Pacto por la reina

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Capítulo 51: Pacto por la reina.

“Yo realmente odio a los hombres”.

Avice no podía respirar con normalidad, la mujer estaba sentada frente suyo con una expresión blanca sin mostrar sus emociones, en la oscura habitación solo las iluminó la velas débilmente.

Ella sujetó su toalla con vergüenza, es una imagen lamentable, se preguntó qué hacía ella ahí solo sentada en su cama, su rostro no se veía bien, dedujo que parecía algún mal estos últimos tiempos y había tenido una fiera discusión con su marido en su estudio: «por mí culpa».

—¡Mi lady! —Se arrodilló con arrepentimiento y Cecily la miró desde arriba con una ceja lavanda —. ¡Le pido perdón!

La mujer delgada y demacrada se levantó y caminó al rededor, admiró de pies a cabeza a Avice quien seguía postrada en una muestra de arrepentimiento total.

No la culpa si está furiosa, si desea tramar su muerte o la echa del castillo, ella es la señora de los ríos por matrimonio legítimo, puede hacerlo.

—¿Pides perdón? —inquirió, su tono era tan suave —. ¿Por qué?

Avice estaba confundida, ¿por qué? ¡Por todo! Lord Tully siempre fue suyo de principio a fin y ella lo robó, lo sedujo y le dio hijos a un hombre quien todos sabían debía casarse con lady Baratheon por el bien de sus pueblos, fue tan egoísta que se lamenta inmensamente.

—Sé que lo ama —soltó con un nudo en la garganta, no podía hablar más —. Yo... realmente... —no sabía qué decir y cómo compensar está situación y gran ofensa hacia una mujer tan digna como lo es Cecily Baratheon.

De pronto el ambiente se sintió extraño, pesado y con un tono peligroso, Cecily la levantó para quedar con sus rostros uno frente a otro y sus manos unidas.

—¿Crees que amo a un hombre como ese? —le preguntó Cecily —. ¿Qué ha hecho por mí para que lo ame? ¿Acaso no solo me amenaza todo el tiempo y me repudia? —con cada palabra fue acercandose más hasta que narices casi se tocan.

De pronto Avice sintió los labios sobre los suyos en un necesitado beso, Cecily la agarró del cuello y estampó sus bocas donde no dudó en meter la lengua aunque Avice haya cerrado sus dientes impidiendo aquello. Quizás Avice estuvo mucho tiempo sin contacto humano, algo en ella se encendió recordado sus días como “Henry” en los burdeles, las mujeres son tan hermosas y delicadas, seres magníficos, el impulso de tocar la fina cintura de Cecily la dominó.

«¿Se volvió loca?», es posible.

La rodeó por la cintura al fin y levantó la cabeza separándose, hace un tiempo moría por la atención de una mujer tan hermosa como Cecily pero ahora mismo solo pudo sentir pánico de un cierto Lord que entre por esas puertas.

El hilo de saliva conectó ambas bocas y Cecily quería acercarse de nuevo pero Avice la detuvo: “no”.

—Lo sé, lo amas a él —lanzó lúgubre Cecily —. Todas las buenas mujeres aman a los cretinos.

Avice no entendía nada de lo que sucedía a su alrededor, tenía la mente hecha una papilla de suposiciones que ahora tenían sentido: “los ojos tristes de lady Baratheon la miraron aquel día cuando emprendió marcha de nuevo a bastión de tormentas junto con Sir Hagos”, la mañana en la que Oscar la encerró en su castillo rechazando así a lady Baratheon, la se fue derrotada del castillo en Aguasdulces.

Avice quiso salir del lugar, no podía creer que todo aquello sucediera, en serio se puso imaginar mil escenarios y este no era uno de ellos. Sujetó las manos inquietas de Cecily y la apartó para verla directamente bajo la luz de las velas: “¿Por qué haces esto ahora?”.

La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora