La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)

Capítulo 21: ¿Con cuántos?

Capítulo 21: ¿Con cuántos?

“Si voy a morir lo haré con dignidad”.

“Quitate la ropa”, no es una petición, es una orden directa.

—¿Qué me quite...? ¿En qué cosas piensa, mi Lord? —Avice se alteró con su semblante serio —. Yo no tengo esos gustos.

Lord Tully se acercó, parecía indignado, sus pasos por la habitación pusieron de nervios a una ya alterada Avice, Hagos sabía su secreto y ahora Lord Tully la arrincona.

“Ven, hermosa”, el principio Greyjoy cruzó por su mente.

—¿No te gustan los hombres acaso? —preguntó con un toque de burla en su voz el joven Lord—. ¿Entonces por qué te dejaste tocar sin tu armadura por Sir Hagos? ¿Ah? —relamió sus labios molesto —. ¿O es acaso que él puede y yo?

Tenerlo haciendo tales preguntas tan cerca suyo casi le provoca un vómito por la presión, ella negó con la cabeza repetidas veces.

—Sir Hagos es mi amigo —respondió firme —. Si usted es un desviado eso no significa que todos los hombres lo seamos —se defendió como pudo, no le importó si sus palabras lastimaban, solo quería salir lo más rápido de allí.

—¿Hombre? —lo tenía casi encima suyo, la herida le ardía de una manera horrible —. Si eres un hombre entonces quítate las vestiduras ahora mismo, muestrame y me iré, jamás te volveré a molestar.

La mente de Avice hizo “ting”, él lo sabía, siempre lo supo, ahora se pregunta si la reconoce como la joven que le salvó la vida hace  años.

«¡¿Por qué hace esto?!», es una vil escena.

—¿Qué busca de mí? No tengo nada, si quiere arruinarme entonces solo hágalo —sentenció con lo único que le quedaba de valor, ¿su vida se va por la borda? Muy bien, lo hará con dignidad.

Que salga y grite: “¡Lleven a esta traidora!”.

Mentir para forzar su entrada al ejército es traición, una vil mentira penada con la ejecución, ni Lord Blackwood la salvará, y tampoco es que espera algo de ese hombre tampoco.

—¿Qué quiero? —habló, por fin se había cansado de jugar al gato y al ratón —. Quítate la ropa, vamos. Te lo estoy exigiendo, no preguntando —con cada frase el tono se hacía más alto y sus palabras más duras.

Avice no entendía su humillación, ¿la iba a castigar? Puede soportarlo.

Otra idea le pasó por la cabeza: Se encaprichó con Sir Henry y ahora está furioso al descubrir que no era de su gusto personal sino una mujer vestida de hombre.

—Ya he admitido el crimen —reveló con dureza —. ¿Por qué quiere humillar más a alguien que derramó su sangre en su nombre, mi Lord?

Es tan cruel, otra bestia con piel humana adornada en joyas y cuero fino, Avice se mantuvo quieta.

—Te he dado una orden —volvió a repetir —. Quítate la ropa y acuéstate en la cama. No tuviste problema alguno al quedar al descubierto ante Sir Hagos Baratheon —enmarcó bien el nombre del caballero, sus palabras llevaban veneno.

Lord Tully retrocedió para poder sentarse en el sillón de la habitación, la observó impacible levantando ligeramente las cejas, los minutos transcurrieron como horas.

¿“desnuda en la cama”?, sonrió tan avergonzada y humillada, con un tirón brusco desató los hilos de su coraza y se quitó la parte superior tirandolas a un costado, luego desató su faja de los pantalones y se deshizo de sus rodilleras, ante el frío tembló.