La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)

Capítulo 11: Lady Baratheon

Capítulo 11: Lady Baratheon.

“Yo la llevaré hasta aguas dulces”.

Cuidar a lady Cecily Baratheon fue sencillo hasta llegar al extremo, la noche iba a caer y se hallaban lejos del pueblo, se sintió infeliz por no poder jugar a las cartas con sus chicas esta noche como les había prometido pero su deber la llama.

El guardia le reveló su nombre: Sir Hagos Baratheon pero todos le decían Hang, y era el caballero designado para custodiar a su prima segunda en su viaje, Avice supo entonces por qué la odiaba tanto: «Es un verdadero caballero», no un infame Henry de los gemelos, no quiso ensuciar siquiera sus palabras hablando con un tipo acusado de tantas fechorías: Putas y deshonor en guerra.

«El honor está sobrevalorado», eso se dice cada vez que se lo echan en la cara, aunque sabe que querría tenerlo.

Por otra parte oyó de un hombre quien también fue un veterano y ahora es un guardia real en la capital, lo que le llamó la atención fue su descripción: Alto, cabello negro y una cicatriz en el labio.

Podría ser cualquiera, lo sabe, pero su hermano tenía una cicatriz en su labio que se hizo al caer de un árbol cuando niño. Se preguntó si está vivo, tenía vergüenza de volver a verlo pero si tiene la oportunidad lo hará.

Recolectó las ramas para hacer una fogata y calentarse durante la fría noche, su armadura liviana le permite más movilidad que al apretado Hang, ella lleva una espada de un material de por sí pesado, con eso tiene suficiente.

Cuando la fogata estuvo en su esplendor llamó a las doncellas dentro del carruaje, nunca había visto damas nobles, estaba extasiada.

Hagos notó su estado de ánimo y le dio un empujón, «¿cree que les haré algo?», al parecer no oyó de su impotencia pero sí de su aprecio desmedido por las mujeres.

De a una salieron tres muchachas, eran dos doncellas y una dama noble de la casa Baratheon, esta última con su cabello castaño y largo adornado por una pinza reluciente, las otras dos pasaron desapercibidas ante el esplendor de lady Baratheon.

—Gracias, Sir —le agradeció la invitación con mucha cortesía, Avice supo que se dirigía a ella y asintió tragando saliva.

Que joven tan educada y ordenada, odia a los Baratheon pero no a las mujeres hermosas y no una tan lamentable como esta.

Al rededor del fuego se sentaron las jóvenes mientras Sir Hagos y Avice merodeaban los alrededores, él se acercó cuando estuvo apunto de amanecer y le agradeció por su ayuda.

Con las jóvenes una vez más dentro del carruaje estuvieron listos para partir, Avice le dio una mirada de reojo a Lady Baratheon y está giró el rostro con un tinte sonrojado en sus mejillas.

«Que hermosa esposa se ha ganado el señor del tridente», que la cuide, aunque está segura que nadie puede ser feliz pasando sus noches con el hombre que mató a su padre y dándole hijos como una yegua a este.

Avice se subió a Florian dispuesta a marchar de nuevo a su puesto, cuando sintió algo tenso en el aire, Florian se inquietó como solo lo hace cuando siente intrusos.

—¡Esperen! —exclamó deteniendo el carruaje, Sir Hagos giró rápidamente.

Ambos se miraron y lo supieron de inmediato, las pisadas se habían más ruidosas.

Los hombres salieron de su escondite y atacaron el carruaje de lady Baratheon, Avice sacó su espada y le cortó en limpio la cabeza a uno, con sus patas Florian aplastó a otro.

Hagos también se lanzó al combate, era fuerte, tanto que no pudieron derribarlo por más de ir de a cinco, Avice se bajó en un salto y entró al carruaje sacando por el brazo a lady Baratheon, ella gritó pues del otro lado pareció un tipo con la cara cubierta.