Capítulo 5: Un muchacho en el bosque.

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Capítulo 5: Un muchacho en el bosque.

“Te cuidaré, quizás es tu rostro atractivo, alguien guapo no debería morir solo”.

¿De verdad tiene que pasar los próximos días aquí? Dudó si solo era un plan de Sir Weldo para desaparecer sin pagarle, como es un canalla no le sorprende su actitud, en realidad siempre le dijo que le paga con experiencia.

Al tercer día se dispuso a largarse de allí, no podía creer lo sinvergüenza que llegó a ser ese Frey, también pasó por su cabeza que algo le haya sucedido, de todas formas no lo averiguará estando sentada en un tronco, tiene que ir a verlo con sus propios ojos.

Con las riendas del caballo en la mano avanzó por el bosque en dirección contraria, tampoco es que le convenga ir directamente por él, primero irá a una posada donde comerá gracias a los objetos que olvidó el Sir, está dispuesta venderlos a todos.

“Ah”, oyó un quejido de su costado mientras cruzaba un camino cercano, sacó el arco lista para apuntar y caminó con cautela acercándose al sonido.

Lo encontró tirado sobre una pila de hojas, un joven con armadura color bronce, Avice bajó su arco de inmediato.

—¡Hey! —exclamó para llamar su atención, el joven tirado solo giraba su cabeza hacia los costados pero no abría sus ojos, tenía sangre regada por todo su rostro —. ¿Estás bien?

El cuerpo del joven de detuvo abruptamente, ¿habrá muerto? Con la punta de su arco golpeó el costado del hombro, movió su cuerpo sin obtener reacción alguna.

«Un herido de guerra», justo ahora es cuando voltea sin mirar atrás y sigue su camino, si tan solo hubiera endurecido más su corazón, ese rostro se vio muy atractivo de perfil por más de tener sangre manchando la imagen.

Avice tiró sus pertenencias a un costado y fue hasta el muchacho convaleciente, abrió su armadura revelando una flecha clavada a su costado, rompió con ayuda de un cuchillo la tela gruesa, «cuero fino», este joven es de alguna familia rica.

Lo llevó hasta su antiguo campamento y lo puso sobre las  mantas simulando una cama, encendió de nuevo la fogata y con una braza cauterizo su herida para que dejase de sangrar, el muchacho al sentir el calor del fuego sobre sus costillas se retorció. Avice lo sujetó por el rostro intentando calmarlo: “Shu, estará bien, estará bien”, habló olvidando forzar su voz, se sintió natural lanzar su tono tal y como era.

Él pareció oírla y volvió a quedarse quieto, su piel era tan pálida por la pérdida de sangre que Avice aseguró no sobrevivirá la noche, ¿aún así puede dejarlo? Ya estuvo en este bosque varios días, no le cuesta nada estarlo uno más para asegurarse que este joven no muera solo en agonía, le recuerda un poco que es una persona y no un animal.

Recolectó algunas hierbas que Sir Frey le había enseñado eran buenas para calmar el dolor, también tenía una jarra de licor que el borracho Frey se había olvidado, en ellos limpió la herida ante los espasmos erráticos del joven con cada toque.

Cuidar durante la noche a un niño malherido no es algo a lo que no esté acostumbrada, estuvo semanas velando por su padre quien se hallaba en peores condiciones, solo quiso que se vaya en paz lo antes posible.

«Es un buen rostro”, un perfil fino y unos ojos redondos, parecía un bebé, hace mucho tiempo que no ve un tierno bebé.

“Todos son tan jóvenes”, este chico debe estar pisando los catorce años, tal vez quince, y tiene una armadura como un guerrero, demasiado grande para un jovencito quien debería estar teniendo clases aún.

Avice se lamentó por él, sus heridas son profundas y graves, se preguntó si no sería mejor acabar con su vida por piedad.

—¡Ah! —gimió con los ojos cerrados, Avice se acercó para tocar su frente la cual ardía, rápidamente fue por agua obligandolo a beber, pero seguía escupiendo.

Una idea se le pasó por la cabeza y ella misma bebió el agua fría y abrió la boca del joven presionando las mejillas con sus dedos, fue brusco pero funcionó, el agua le cayó en la boca entreabierta.

—Ya, ya —Sentó el cuerpo el cual temblaba de dolor y le dio unas palmaditas en la espalda para luego hacer círculos —. Que fuerte —alabó su resistencia a la muerte, se aferró con fervor a la vida, esto sorprendió a Avice.

A la mañana siguiente seguía entre los vivos, ella lo miraba con admiración mientras él balbuceaba murmullos sin sentido.

Cuando estás ante una voluntad tan grande y un corazón tan duro solo puedes reverenciarte, «él vivirá», puede que lo logre, ¡no!, está segura que lo logrará.

Se dispuso a salir a cazar algún animal pequeño, un ave quizás, con suerte volverá pronto.

Su habilidad con el arco es pésima, tuvo que recurrir a las piedras para poder voltear un pájaro gordo de una rama, apenas lo atrapó le dobló el cuello con rapidez, recolectó agua del arroyo cercano y volvió al campamento guiada por las marcas en los árboles que siempre pone para asegurarse de no perder el rumbo.

Ahora que lo piensa le gusta mucho el bosque y su tranquilidad, no hay gente maliciosa, solo animales y viento.

Cuando regresó lo halló con los ojos entreabiertos y una mueca de disgusto, se retorcía de nuevo de un lado a otro, ella le dio agua de la misma manera de nuevo y lo dejó sufrir en silencio.

Luego desplumó al ave y puso unos tubérculos a hervir solo lavados, no se molestó en pelarlos, él estaba despierto pero no lúcido y ella lo sabía, la fiebre le impide procesar lo que ocurre a su alrededor, solo miraba como la chica cocinaba mientras un hilo de baba le corría por la boca.

—¿Tienes hambre o rabia? —se burló Avice no obteniendo reacción alguna por parte del chico, él no está presente, no aún.

Cuando estuvo hecha la sopa simple e insípida, aplastó los tubérculos y destrozó la poca carne que tenía el ave en una papilla aguada, soplando cada cucharada se la ofreció al joven quien veía con los ojos idos y nublados.

Pensó que tendría que darle de comer a la fuerza de nuevo cuando él abrió un poco la boca con mucha dificultad, la mandíbula le tiritaba.

—Sí, eso, puedes hacerlo —alentó y él tragó como pudo, el líquido se escapó un poco y recorrió su barbilla, una vez pudo tragar por completo quiso más como si estuviera desesperado por comer, es lógico pues ya lleva dos días tirado agonizando más lo que Avice desconoce como vivió, quizás salió de una confrontación herido y logró llegar hasta el bosque donde se desplomó.

—Hmm —lanzó reconfortado el joven una vez hubo acabado el cuenco, parecía querer más pero Avice no le iba a dar su porción pues también necesita energía para cazar y alimentarlos a los dos.

Al entender que ella no iba a darle otra cosa para ingerir se acomodó quejándose en su cama hecha de mantas y se abrazó a sí mismo cerrando los ojos. Todo lo que hacía ese joven los próximos días era comer y dormir, despertaba a medias para exigir comida la cual Avice siempre debía tener ya preparada en un costado y volvía a dormir.

«Creo que te estoy malcriando».








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Aclaración: Oscar está delirando y muy muy mal herido, no está consciente.

También le subí un poco la edad, aquí tiene unos 15 y Avice ya cumplió los 14.




La Mujer con Armadura Sedujo al Lord (Oscar Tully)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora