Indomable [ZhenTaek]

38. Sentidos Sensibles

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cuando aparezca 🎧

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Rusia, Mansión de Zhenya.

Caricias suaves sobre la piel perlada de sudor y los suaves gemidos que salían de sus labios, las uñas que dejaban marcas en su espalda, los roces de sus pieles al chocar entre sí, el cálido y húmedo interior que envolvía su miembro.

Los ojos que normalmente eran cafés siempre brillaban para él; aquellos labios que siempre lo insultaban ahora solo clamaban su nombre de puro placer. La expresión sería de su rostro siempre se desboronaba con cada embestida que él daba en su interior.

Podía recordar cada posición en la que su cuerpo había estado, cuántas veces dijo su nombre en ese tono suplicante y las veces en que su nudo los unió durante la noche.

Recordaba todo tan vividamente, pero ni con eso era capaz de sentirse satisfecho.

Era su cuarto día de celo, pero a diferencia de otras veces, esta vez lo pasaba solo.

Simplemente se robó la ropa que Taekjoo había dejado impregnada de su aroma y se encerró en la habitación donde lo hicieron la primera vez.

Ha recurrido a recordar sus encuentros para liberarse, al menos un poco, de la excitación que su cuerpo tenía por su celo, pero se siente tan frustrado que ha pensado seriamente en arrancarse la polla; sería menos doloroso.

Taekjoo lo marcó y luego se fue. Su celo se adelantó y lo único que desea es tener a su Omega a su lado, acariciar su vientre y ver cómo su hijo crece dentro del moreno.

Su lobo agita la cola, feliz por la idea. Hasta hace menos de dos meses, la idea de tener una familia le parecía ridícula, su vida libertina, pasando de cama en cama, haciendo su trabajo, jugando con armas, dinero y personas, era lo que había planeado para su vida a largo plazo.

Pero solo bastó una persona en su vida: un Omega indomable que le hizo replantearse lo que realmente quería.

Taekjoo llegó a darle unas sacudidas que reorganizaron sus ideas.

¿Que si quiere casarse?

Si es con Taekjoo, claro que sí.

¿Hijos?

Muchos, todos los que su Omega pueda darle.

¿Cómo ve su futuro ahora?

No sabe con exactitud, pero sabe que quiere a Taekjoo a su lado y lo seguirá a donde sea.

— Conejito tonto — pronunció con añoranza.

Cuando lo conoció. Simplemente, le había parecido alguien interesante; un Omega capaz de desafiarlo, que no le tenía miedo y lo miraba con superioridad. No le importaba que fuera un enigma para Taekjoo, él era su igual.

Aunque algunas veces los instintos del Omega y su lobo se dejaban seducir por él, la racionalidad de Taekjoo le impedía ser alguien sumiso, alguien que siguiera las reglas y abriera las piernas cuando se lo pedían.

Le había hecho una promesa/amenaza: le dijo que iría por él y estaba muy decidido a hacerlo, no solo porque se atrevió a marcarlo y dejarlo.

No, eso era lo de menos ahora, pues en el transcurso de estos días, sentimientos que no le pertenecían inundaban su pecho.