—No puedes estar considerando marcharte —espeta Teresa mientras me ve con una maleta sobre la cama y ropa esparcida por toda la habitación.
—No puedo quedarme, Tere. No puedo estar aquí y no puedo casarme con un hombre que no amo, uno que ni siquiera conozco. ¡Es que esto es una estupidez!
Todo el día me la he pasado vuelta una furia. La planificación de mi boda estuvo mucho antes de enterarme. No días, semanas atrás. Ese hombre ya había venido a negociar con mi padre e intentó tenerme como si yo fuese una estufa que se pudiera comprar o una nevera que se ve en una tienda de electrodomésticos. Al elegir, se decidió y dijo: "Esta es la que quiero llevarme".
Me trató como un objeto desde un inicio. Ni siquiera me conoce. No tuvo la delicadeza de preguntarme si yo deseaba contraer matrimonio. Eso me hace entender que mi vida será así si me caso con él.
Tomará todas las decisiones aun sin ser de mi conveniencia o para mi beneficio.
No me preguntará si querré cambiar el color de las paredes de la casa y no me consultará qué haremos para Nochebuena. En definitiva, no me cuestionará de qué lado de la cama desearé dormir.
Debo descartar todas esas posibilidades, ya que el tipo es un egoísta y narcisista, un hombre que por su dinero se cree capaz de tener y obtener lo que él quiera. Se cree con todo el derecho de andar por el mundo comprando mujeres para hacerlas madre de su hijo y quizá su sirvienta.
Se equivocó conmigo.
—Te estresas sin conocerlo. ¿Has pensado que a lo mejor no es cierto lo que dicen? ¿Qué tal que el Sombrío te guste?
—Eso no va a pasar, Tere —resuello, doblo más ropa y la coloco dentro de la maleta.
—No lo sabes, no sabes si es una buena persona. Se ha hecho cargo él solo de su hijo. Es un buen padre que solo intenta dar el mejor futuro y ambiente familiar a su hijo.
—Hablas como si lo conocieras, Teresa. —Me molesta que ella vea todo esto tan normal y atrayente.
¡Es una locura!
—No lo conozco. Tú sabes que él se ha recluido en su castillo y pocas veces se ha dejado ver desde que su esposa falleció.
—¡Pues deja de defenderlo! Vino a comprarme. Vino a pagar por mí, a pedir que sea su esposa sin consultarlo conmigo. ¡No estamos en la maldita Edad Media!
Mi hermana comienza a reírse y eso me enerva la sangre.
Sus ojos marrones brillantes me ven con diversión; ella no está para nada molesta con mi situación actual, en realidad, parece disfrutarla.
Teresa siempre ha sido extrovertida, llena de vida y con deseos muy intrínsecos de conocer el mundo, de salir, de andar sin ataduras. Es una joven muy hermosa, mucho más que yo. Su cabello es dorado claro con mechas oscuras que se tinturó en un centro de belleza hace menos de un mes y está por encima de sus hombros, por lo que le da un aspecto más juvenil, aunque no lo necesita, dado que solo tiene veinte años. Además, sus uñas siempre están arregladas.
—Estás ahogándote en un vaso de agua. No estás mirando las cosas con otra perspectiva.
—¿Perspectiva, Teresa? Por amor a lo prohibido, ¡es que me obligan a casarme con el Sombrío! —Su tranquilidad me desconcierta y enoja.
Una cosa es ser animada ante todos, siempre manteniendo la calma y el positivismo, y otra muy distinta es no ver lo obvio: estoy a punto de atarme a un hombre por el resto de mis días.
—A lo mejor se muere en cinco años—me responde cuando se lo comento.
—¡No digas esas cosas! —chillo—. No es tan viejo como para morirse en cinco años.
—¿Entonces de qué te quejas? Te vas a casar con un hombre millonario, joven, lleno de vida y salud. Ha luchado por tenerte. —Se abanica con las manos como si un calor se apoderara de su cuerpo—. Intento entenderte, Tati, pero me lo pones difícil. ¡Conseguiste una ganga! ¿Qué mujer no sueña con casarse con un millonario?
—¡Yo no lo sueño ni lo he soñado jamás! —refunfuño, furibunda—. No quiero esto. No quiero a ese hombre. —¡Y el pobre Lucian!—. ¿Cómo voy a decirle a Lucian esta noche que voy a casarme? ¡Le romperé el corazón!
Mi hermana me observa, furiosa. Sus ojos cambian de felicidad a centellear como si un fuego subiera por su cuerpo.
—Olvídate de Lucian, él no es el hombre para ti. ¡Mereces mucho más, uno así como el Sombrío!
—Pero ¡qué cosas dices, Tere! Tengo años con Lucian y es el mejor hombre que he conocido. Es lo mejor que pudo pasarme. —Creo que me voy a poner a llorar, así que me siento en la orilla de la cama y dejo caer todo el peso de estos dos días, las cuarenta y ocho horas más duras que he pasado, ¡y aún no terminan!
—Sólo te digo que él no es para ti. No te corresponde como tú mereces, pero has estado ciega pensando que solo eso puedes tener. —Se sienta a mi lado. Me da consejos como si fuese mayor que yo—. Te niegas a ver más allá de tus horizontes. El amor no es ciego, somos nosotros que nos negamos a ver lo que sucede ante nuestros ojos.
Algo en sus palabras y la manera narrarlo, me pone nerviosa, además de producirme preocupación.
—¿Qué sabes que yo no sé? —La contemplo y espero su respuesta.
Mi hermana, por primera vez desde que vino a verme esta noche, agacha la cabeza y rehúye. Esta acción me resulta aún más preocupante. Teresa nunca ha sido de pocas palabras ni de timidez a la hora de expresar lo que piensa.
—Tere, hermana, ¿qué es lo que sabes? Comienzo a ponerme nerviosa.
Se levanta de la cama y me escruta por una milésima de segundos. Cuando creo que por fin va a decirme, se gira hacia la puerta y empieza a irse.
—¡Tere! —Se detiene. No entiendo para nada su actitud misteriosa—. Dime qué es lo que pasa con Lucian. ¿Qué demonios sabes que yo no? Mira que en menos de una hora él vendrá. Si no me dices, le sacaré la información a él. Prefiero saberlo por ti, que eres mi hermana, pues confío más en ti que en nadie más, que en él, quien es mi...
—Tu novio, el hombre que amas —me interrumpe—. Por eso tengo miedo de que le creas a él y no a mí. Si quieres marcharte esta noche, no te lo recomiendo. Sin embargo, tampoco te detendré. No le diré a mamá, ni mucho menos a papá. Solo te pido que lo hagas para irte sola, porque tú quieras, porque no quieres casarte con ese hombre. No te marches porque crees que tienes un futuro con Lucian —suelta casi sin respirar, con sus orbes sobre los mío. Me suplica algo que no logro descifrar.
Justo antes de poder comentar algo, se gira y termina de salir de mi habitación, cabizbaja y con los hombros caídos, dejándome hecha una marea de incertidumbre.
¿Qué oculta Teresa? ¿Qué pasa con Lucian para que sea tan grave como para que mi hermana no me diga? ¿Será cierto que nunca terminamos de conocer a las personas?
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Novia Fugitiva - DE VENTA FISICO EN AMAZON-
Teen FictionTatiana Mattew es ofrecida como pago a un hombre viudo para ser su esposa y así su padre poder pagar la deuda colosal que tienen con banqueros corruptos. Ella no desea contraer matrimonio, mucho menos con ese hombre al que todos apodan el Sombrío. T...