ARDER

Capítulo 3

                      •Busca la salida•

Rose.

Siento que tomó en mi es un caos. Mis pensamientos no me dejan en paz en ningún momento, mi pecho arde y mis lágrimas no dejan de salir. Quiero irme de aquí, tengo que hacerlo o estaré perdida

¿Como?, pero ¿como carajos lo haré?. Ese hombres que parece una bestia me ha tenido toda la noche encerrada, ni siquiera he podido dormir del miedo que me da este lugar. Porque estoy completamente segura de algo y es que ese hombre, esa bestia, vendrá en cualquier momento y tomará lo que quiera de mi y no podré hacer nada al respecto.

Joder. ¿Lo peor?, lo peor es que ese maldito troglodita no deja de hacerme sentir sensaciones extrañas y de ponerme nerviosa cada vez que esta cerca, intento, en verdad intento controlarme y mantenerme firme pero es un demonio con cara de ángel, y puede ser un moustro pero aquel beso no deja de rondar mi mente.

Quiero irme, no por miedo a lo que me pase en el futuro, ni si quiera por miedo a él, quiero irme porque tengo miedo de lo que yo sea capaz para que esos exquisitos labios vuelvan a juntarse con los míos.

No soy experta en el sexo y mucho menos lo he echo, solo he tenido un novio en mi vida y fue suficiente para no desear tener a otra persona en mi vida. Pero joder, nunca nadie me había besado con la necesidad y pasión con la que él lo hizo

Y esa simple acción hace que mi miedo se transforme en otra cosa, algo que me aterra porque, me gusta, me gusta como se siente...

¿Estoy loca?

¿Lo dudas?

Acomodo mi cuerpo en la cama y me enrollo en las sábanas limpias y fresca. La verdad es que no he probado comida.

Después de que él viniera y mandara a traer algo para mi, ni él ni la señora de mediana edad con algunas canas, aparecieron en toda la noche. Y aunque una empleada estuvo aquí, solo dejo la comida en la puerta y volvió a salir.

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Despierto con la cabeza pesada y las pocas fuerzas que tengo me permiten abrir mis ojos. Sigo en el mismo lugar, de la misma posición y en la misma pesadilla.

Contengo las lágrimas al saber que pasan las horas y esto no parece acabar. Mi cuerpo está cansado y mis pensamientos ya no pueden más. Estoy asustada, ansiosa y confundida, no sé qué será de mi en el futuro, solo sé que no quiero esto

Preferiría mil veces estar en la pequeña y vieja casa, vivir con mi padre borracho y en la vida pobre que tenía. Volvería a aquella vida de mísera solo para no tener que vivir en este infierno, en esta incertidumbre que me está matando lentamente. Porque antes era pobre, e infeliz, pero al menos era libre, tenía mi propia vida y decidía por mi, ahora, lo veo tan alejado, aquellas cosas tan fuera de mi, que me rompe el corazón.

Me percato de que ya no traigo mi ropa haciendo que mis alarmas se disparen temerosa. Llevo un short de lana con una blusa que tiene un logo en la parte derecha, mi cabello esta peinado y huelo a algo como flores. ¡Por Dios!, ¿acaso cuánto tiempo dormí?

Camino rápido hasta llegar a puerta e intento abrirla, pero como la otra noche, está cayada.

-¡Sáquenme de aquí!- grito y golpeo la puerta con fuerza- ¡Por favor!-  lloró.

Lo intento hasta que me quedo sin fuerza. Mi visión está borrosa y todo en mi me pesa.

Retrocedo hasta que mi espalda toca la cama y dejo caer mi cuerpo en el piso. Respiro con pesadez y la mente se me pone en blanco. Sólo tengo que pensar en una manera de salir de aquí, si pienso algo rápido podré hacerlo. Solo necesito pensar.