Capítulo 34

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•En juego•

Por alguna extraña razón mis nervios han desaparecido, ahora, estoy muy emocionada y maravillada por la hermosa vista que me ofrece estar a esta altura. Llevamos tan solo unos minutos y no paro de sonreír.

Max acaricia mi cintura con sus dedos y sus labios me dedican una sonrisa genuina. El piloto nos indica algo y hundo mi ceño esperando que sucede. En un segundo, Max me pone ahorcajadas sobre su regazo y me dan un pequeño beso en los labios

-¿Confías en mi?- susurrar. Cierro los ojos por instinto, esto no me gusta para nada. Asiento con la cabeza como única respuesta y Max de inmediato me sujeta a él con un cinturón.- Aférrate a mi y no te muevas.

Respiro hondo y cierro mis ojos con nerviosismo. Me aferro con manos y piernas a su cuerpo y él me abraza por la cintura. Las puertas se abren y el habla algo con el piloto mientras yo parezco que voy a morir en cualquier momento

-Te tengo.- susurra y asiento con la cabeza. Abro mis ojos y el vacío que se ve bajo mis pies me hace dar vértigo. Ahogo un grito eufórico cuando Max se lanza a aquel vacío sin siquiera pensarlo.

Me aferro a él, literalmente, como si mi vida dependiera de eso. Observó a mi alrededor y aunque la caída es sofocante, esa hermoso lo que puedo ver. Max sonríe divertido y me dan ganas de golpearlo, pero el miedo de caerme o que él me suelte me obligan a calmarme. Cuando estamos a algunos metros de distancia de una pequeña isla, Max toma una bocanada de aire y con un ágil movimiento suelta el paracaídas.

Sus músculos se tensan ante la fuerza que hace para guiarlo y yo me aferro más a él sin dejar de contemplar la vista maravillosa. Sonrió divertida por lo extraño que fue pero lo inolvidable que será.

-Baja tus pies y ayúdame a sostenernos.- ordena y hago lo que me pide. Cuando mis pies hacen contacto con la arena me percato de estamos en una clase de isla, alejada y hermosa.

Observó a lo lejos el helicóptero que va de regreso y dejó salir todo el aire que inconscientemente retenía.

-¿Dónde estamos?- levantó la mirada y sus ojos, Perfecto y brillosos me observan maravillados. Se deshace del cinturón que me unía a él y siento que puedo respirar mejor

Sin embargo, no me da mucho tiempo cuando me toma de la cintura y me pega a sus labios con ferocidad y posesión. Me inclino sobre mis pies para profundizar el beso y levantó mis brazos hacia él. Mi corazón estalla de emoción y alegría mientras mis manos no dejan de temblar

Su exquisito aroma me inunda cuando nos separamos por falta de aire. Me siento plena estando a su lado, tan feliz y llena de vida que os juro que quiero que esto, sea eterno.

-Vamos.- dice simplemente y me toma de la mano entrelazando nuestros dedos. Suspiro con pesadez y sigo su paso hasta llegar a una mansión a la mitad de aquella isla

Quedo en shock y mi mente simplemente no procesa lo que veo. Una linda pareja nos espera en la entrada de aquel lugar con una sonrisa genuina

- ¡Linda!- La señora Cassie extiende sus manos y me abraza con cariño. Luego, va directo a su hijo y le da un beso en la mejilla. Por otro lado, el señor Alessandro solo nos da una mirada rápida.

-No nos quedaremos mucho tiempo, Madre. Tenemos que ir al puerto del italiano para verificar la mercancía que ha llegado.- habla mi hombre con el toque serio y distante de siempre.

La señora Cassie le da una mirada asesina y niega con la cabeza.

-Hace semanas que no te vemos y solo vienes a visitarnos por casualidad. Que hijo de puta, Maximiliano.- le reprocha y su esposo sonríe con diversión

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