Capítulo 40

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•Rescaté•

Rose.

Mis ojos empiezan a cerrarse lentamente, mis manos y pies están tan dormidos que el frío es casi inexistente. Contengo un sollozo y suelto un respiro pesado, me siento peor que nunca

No tengo fuerzas para si quiera decir algo o moverme un poco. He estado todo el día en la misma posición, y al parecer, la noche también. Mi cuerpo parece estar tan sedado por esa maldita droga que ni siquiera me percato cuando alguien abre la puerta

Giro mi rostro lentamente y levantó un poco la mirada. Una mujer peli negra, de ojos negros y piel blanca me observa con asco y superioridad. Sonríe con malicia y se pone a mi altura tomando mi rostro mientras calva sus uñas en mi mandíbula

Me tensó e intento alejarme pero mi fuerza es nula. Sonríe aún más cuando ve mi intento por mantenerme fuerte aunque sienta que voy a morir. La castaña entra en mi campo de visión y a su lado, el bastardo quien me observa con superioridad

-Nunca pensé ver tanta mierda reunida- suelto apenas en un hilo de voz y sonrió sin gracia viendo sus rostros acumulando ira.

-Puedo ver porque él te eligió.- habla la mujer que aún ignoro quién es. Se levanta y la castaña rueda los ojos molesta- Los Massaro siempre eligiendo a las más perras y crueles.

Rueda los ojos y sonrió sutilmente por su comentario.

-Vámonos antes de que escupa más veneno.- susurra y me lanza una mirada asesina que intento devolver. El bastardo de Felix se acerca y deja un beso en mis labios que me revuelve el estómago del asco

-No te muevas. En un segundo estoy contigo.- afirma y mi cuerpo tiembla de horror y asco.

Los tres salen de la habitación y mi mente no quiere pensar en qué ocurre o en qué ocurrirá. Solo quiero cerrar los ojos y dormir hasta que él vuelva y me tome en sus brazos. Que ir dormir hasta que en aquellos sueños, pueda verlo. Verlo para siempre.

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Maximiliano.

-¡Cinco minutos y aterrizamos!- informa Juan. Me tensó de inmediato y observo el enorme océano bajo mis pies.

Acomodo mi paracaídas junto a mis anteojos para poder ver en medio de la oscuridad. Alex, Nicholas y Leonard van a mi lado mientras, Sophia y mis padres están en la puerta tras de mi. Todos listos y en posiciones para saltar. Levantó la vista y observó mis diez helicópteros más con mis hombres, armados y listos para morir por ella.

Me muerdo el labio y bajo la mirada de nuevo. Estamos a una altura de casi ocho metros, tenemos que llegar por mar ya que si llegamos por aire estaría claro que ellos se pondrían en alerta

No me quiero ni imaginar lo que le harían a Rose si saben que los tengo en mis manos. Mi cuerpo se tensa y mis pensamientos están perdidos en ella. La idea de rescatarla como dé lugar me carcome por dentro sin poder evitarlo

Yo daría mi vida con tal de que ella esté bien.

-¡Todos en posiciones!- Ordena Juan y todos obedecemos. El lugar esta completamente oscuro así que tomó mis anteojos y los acomodo. Mis hermanos imitan mi acción y en un segundo, Juan de la indicación

Me lanzó al mar sin pensarlo dos veces sintiendo como la adrenalina sube por todo mi cuerpo. Observó el mar y la isla a los lejos, es mucho lo que tenemos que navegar. Levantó la vista mientras mi cuerpo sigue cayendo, mis hermanos y mis madres me siguen el paso.

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