Capítulo 38

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•El mundo arde•

Rose.

Abro mis ojos lentamente tratando de procesar lo que está pasando. Una mano tira de mi cabello con fuerza ejerciendo un brutal agarre

Chillo de dolor cuándo soy arrastrada y mi mente no procesa lo que está ocurriendo. Mis lágrimas no dejan de caer por mis mejillas y la sensación de absoluto pánico me invaden hasta los huesos. Soy tirada en el piso y caigo sobre mis rodillas frente a la perra que no deja de sonreír

Hago una mueca de asco absoluto y limpio mis lágrimas con dureza. Sus ojos cafés cargados de odio me observan con superioridad

-Hola guapa- su voz me tensa hasta los huesos y las ganas de llorar de asco me invaden haciendo que tenga que tomar mil bocanadas de aire por la boca

Si rostro aparece en mi campo de visión. Su mirada pervertirá y llena de lujuria me observa mientras camina hacia a mi. Me levantó con las pocas fuerzas que tengo y levantó el mentón dispuesta a escupir su cara, de nuevo.

-Te dije que serías mi reina.- afirma con desdén y tiemblo por la seriedad de sus palabras.

La castaña me toma del brazo y me pone a su lado con la mirada clavada en Felix.

-Es mía, es mi esclava y no estamos aquí para eso. Los Massaro te están casando, si se enteran que yo estoy involucrada, empezarán a buscar y no lo puedo permitir.- se oye tensa e incluso llena de miedo

¿Los Massaro?, se refiere a su familia o a él. ¿Podría estar vivo?. Las dudas me inunda y como de costumbre, no hay respuesta. Sonrió divertida y ellos se tensan de inmediato

-¿Crees qué hay un lugar donde puedas esconderte maldito?- escupo entre dientes y el hombre se tensa. Sabe que es cierto, a firmado su propia carta de muerte a poner los ojos en quien no debía.

-Cállate. Tu maldita bestia está bombardeando todo Europa por ti.- gruñe con ira y me toma de la mandíbula ejerciendo fuerza. Sonrió satisfecha porque me ha confirmado que es él

Está vivo y viene por mi.

-Pero aunque tenga que esconderme de por vida, él jamás va a encontrarte.- afirma algo que ni siquiera él se lo cree. No me deshago de mi sonrisa haciendo que me suelte bruscamente y me haga retroceder algunos pasos

-¿Que vamos a hacer?- Isabela pasa sus manos por el cabello llena de frustración.

-Escóndete perra, porque una vez que él venga por mi, no habrá nadie que te salve de la furia de una bestia.- susurró tan convencida de mis palabras que puedo notar como tiembla de miedo ante mis palabras

Se gira rápidamente a mi y en un segundo, estampa su mano contra mi cara, el dolor es lo de menos aquí, la satisfacción de darle en el puto estomago me ha hecho el día. Felix la toma de los brazos y la golpea tan fuerte que su labio se rompe. Suelto una risilla llena de burla

Joder, si no los mato yo, lo hará Max, a menos que antes se mantén entre ellos. Pero siempre, tienen el mismo final.

-¡Hijo de...

-¡Ya basta!- escupe tomándola de los brazos y obligándola a que se calme. Esta que se caga en las bragas del puto miedo. Maldita cobarde.- Tenemos que pensar en algo, pero escúchame bien, no dejare que la toques, es mía.

Ruedo los ojos por su falta de hombría y la poca cosa que es diciendo que soy suya. Por favor. Ni el mismo se lo cree. Isabela suelta un suspiro largo y limpia su labio, camina de un lado a otro y aprovecho para observar a mi alrededor

ARDER Where stories live. Discover now