ARDER

Capítulo 22

•Cumpleaños al estilo Massaro•

Abro mis ojos como paltos y observo a mi alrededor esperando a que alguien saque las cámaras escondidas. Esto debe ser una broma

-¿Que?, ¿Tú cumpleaños?- asiente con la cabeza dejando salir una risa ronca que me deja anonada-¿Y porque soy la última en enterarme?

Pongo mis brazos en el pecho molesta y él se encoge de hombros restándole importancia. No me lo puedo creer, es su jodido cumpleaños y yo ni un dulce le he traído.

-Anda, nos están esperando- dice después de un rato de silencio. Me toma de la mano de nuevo pero me quedo en mi lugar enojada

Hago un puchero cuando su mirada cansada se posa en mi. Suelta una risilla y rasca su entre cejo como si buscara paciencia.

-No entraré allá dónde una familia de millonarios han traído miles de obsequios para ti y yo no he traído nada.- espeto molesta

-No quiero que me des nada. Ni siquiera lo quería celebrar, pero ya sabes cómo es Cassandra- rueda los ojos

Niego muchas veces con la cabeza. No, no y no, ¿en serio tiene que ser tan cruel?, como es que no me ha dicho nada, su familia pensara que soy la peor, ni un puto regalo, no me jodas Maximiliano.

Suelta un bufido y camina hasta a mi, sin dejar que lo precede o recrimine me levanta del suelo y me pone en su hombro como si fuera un bulto de papas. Gritó eufórica y golpeó su espalda baja pero es imposible que me haga caso

Siento la sangre en mi cabeza, me mareo un poco y las náuseas llegan, joder, esto debe ser un mal chiste de la vida.

Levantó la cabeza con demasiada dificultan, observo cuando entramos a la mansión y quedó asombrada de lo hermoso que es. Además, huele a café recién hecho, mi antojo aumenta cuándo se mezcla con el exquisito aroma de galletas .

Hundo mi ceño cuándo baja mi cuerpo. Rueda los ojos y me observa con una risilla cínica

-Rose, ¿que no te das cuenta que eres tú, mi mejor regalo?- afirma tocando mi mejilla

Literalmente dejo de respirar, ¿Quién es este y dónde está Max?, le dedico una sonrisa y me acerco hasta sus labios. Los uno en un beso necesitado y su lengua juega con la mía

Me toma de la cintura y me pega a su cuarto, tiemblo ante las exquisitas sensaciones que su acto me produce y mi piel empieza arder.

-Contrólate por Dios, estamos en hora familiar- habla una voz llena de burla tras de nosotros. Max se sepárala lentamente de mi pero no suelta su agarre

-¿No te parece que estás muy joven para morir?, largo.- ordena con severidad y el chico pelirrojo rueda los ojos. En cuánto estamos solos en aquella enorme sala, sus labios vuelven a devorar los míos

Me toma del trasero apretándolo y siento su polla contra mi abdomen, jadeó ante lo grande que se siente y mi apetito por tenerlo dentro de mi me hace moverme contra él. Me besa como un desquiciado y sus manos hacen que un escalofrío me recorra la espina dorsal. Mi mente viaja a aquellos recuerdos donde él me ha tomado como solo él puede hacerlo, lo deseo joder, lo deseo tanto que siento que podría morir en sus brazos.

-¿Que carajos haz hecho conmigo, pequeña?- Susurra contra mis labios con la voz profunda

Sus ojos tan oscuros bajo aquellas enormes pestañas, cuándo los vi, aquella mirada que solo gritaba caos, mi corazón toma el control, quería correr hacia ese caos, correr hacia esa oscuridad, correr a esos labios que me gritaban que me harían arder. Supe en ese instante, que le pertenecía.