Capítulo 36

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                                •Caos

Un pitido en mi oído hacia molesto el movimiento de mi cuerpo. Todo dolía, incluso mis ojos pesaban y el humo me hacía respirar con dificultad. Abro mis ojos lentamente y sentí como algo estaba sobre mi, o mejor dicho, alguien.

Toque a quien sea que estuviera sobre mi cuerpo e intente quitarlo, era demasiado grande haciendo que fuera una tarea realmente difícil. Me tensé en cuánto puse el cuerpo a mi lado. No era Max.

Me incorporé y observé a mi alrededor. No había más que humo, rastros de madera, cuerpos y agua. Mis lágrimas empezaron a salir con dolor, miedo y horror. No recuerdo nada más que abrazar a Max mientras veía como una granada caía sobre nuestras cabezas.

¿Donde está?. La preocupación y el dolor de todo mi cuerpo me iban a matar en cualquier segundo. Me levante y camine por los escombros. Estaba sola, solo habían cuerpos sin vida de personas que no conocía. Intente hablar pero mi voz parecía haber desaparecido.

Camino con el corazón en la garganta. Mis manos temblaban y mi pecho  ardía sin entender absolutamente nada. Todo era un jodido caos.

Solo quería encontrarlo, encontrar a alguien que me salvara o que me ayudara. Pero estaba sola, perdida y herida. ¿A donde se fueron todos?. Camine por aquel puerto sin rumbo alguno. Cuando estuve a punto de mandar todo al carajo y dejarme morir, un auto entro en el lugar, luego fueron dos, luego tres, y luego, hasta que no pude contarlos

Mi cuerpo tembló de temor, presintiendo lo peor. Quede en frente de aquellas camionetas blindadas, iba a luchar contra todos si fuera necesario. Iba a hacerlo, hasta que mi vida se apagara.

Sentí como la furia recorrió mis venas cuando una mujer castaña baja del auto, una sonrisa perversa y maliciosa decora su rostro. Aprieto la mandíbula y me tensó de inmediato. Ella camina a pasos seguros, hombres con trajes la siguen firmes y con armas apurándome directamente.

Joder.

-Valla, valla- sonríe y queda un paso de mi- Creo que ya viví esto y se como termina.- habla con mucha seguridad

Mis ojos escupen fuego y mis manos se empuñan con odio absoluto.

-Si, termina con tu lengua decorando mi cuchillo.- afirmó con una sonrisa y levantó el mentón.

-Mírate, estás prácticamente muerta. Pero sabes que, no te daré la satisfacción de terminar tan fácilmente. Me arrebataste al hombre que amo, ahora pagaras con tu miseria.- escupe entre dientes y hace un ademán con la cabeza- Te investigue un poco, Rose. Me han dicho que eres experta en drogas.

Me tensó con sus palabras y no puedo creer lo que intenta hacer. Retrocedo un paso cuando muestra dos pastillas que reconozco perfectamente. Es la peor droga que consumí, me dejó inconsistente casi dos días, me llevo un maldito día entero dejar de tener ansiedad por ella, fue mi primera y última vez, sabía que era potente y tan peligrosa que me haría una adicta de por vida. Negué con la cabeza cuando ella acercó una pastilla

Dos hombres me sujetaron y mis lágrimas empezaron a caer. Grite, lucha e intente zafarme, pero, nuevamente, estaba perdida, no había salida para mi. Un hombre me tomó de la mandíbula y abrió mi boca brutalmente, puso la pastilla en mi lengua y en un segundo, baja por garganta

Mis lágrimas caen por mi mejillas, mi alma cae hecha pedazos en el piso y cualquier tipo de salvación, queda fuera de mi radar. ¿Dónde está Max? Acaso, ¿murió?

No puedo con tanto. Mi mente necesita descansar antes de que todo esto se convierta en algo peor que un infierno. Joder.

Dolor. Era lo único que mi mente procesaba mientras era arrastrada por aquellos escombros. No luche, esta vez mi cuerpo no tenía fuerza ni voluntad para luchar. No había nada que podía hacer.

ARDER Where stories live. Discover now