ARDER

Capítulo 57

•Su "Y vivieron felices para siempre"•

Tomó su mano y camino junto a él con una sonrisa de oreja a oreja. Mi pequeño bebé juega en la arena rodeado de todos sus tíos y abuelos. Es el más consentido, llevamos en la isla más de cinco meses y en todo ese tiempo, no lo han dejado respirar

Y para Max mucho mejor, pues así tiene más tiempo conmigo para disfrutar juntos. Los días pasaron rápido, mi pequeño Jack salió de aquel duro momento unas semanas después, yo tuve que asistir a diversos tratamientos para que mi cuerpo se recuperar al cien, no fue fácil, pero estar rodeada de tantas personas, de mi bebé y sobre todo, de Max, me dio la fortaleza para luchar y resistir a las miles cosas que Alex uso conmigo

Ahora, estoy limpia de cualquier adición, cualquier peligro de muerte y sobre todo, ahora podré tener otro bebé sin miedos.

Observó a mi pequeño Jack a los lejos, todos dicen que físicamente es idéntico a mi, mismo ojos, mismas facciones y mi color de cabello. Pero, que en actitud y personalidad, es la copia exacta de su padre. Gruñón, nunca sonríe a menos que sea conmigo o con Max. Llora siempre que no se le cumple un capricho y aunque es más pequeño que su prima Malory, siempre el gana en discusiones que nadie entiende más que ellos.

Tomó asiento en el regazo de Max junto a Mari. Acaricio el cabello de mi hombre y sus ojos me observan con maravilla. Sus hermosos labios se levantan en una sonrisa y no tarda en unir sus labios a los míos. Sus manos aprietan sutilmente mis muslos masajeándolos. El exquisito sabor de su boca me marea dejándome perdida en ella

Y es que, me perdería en sus besos toda la vida. Nos separamos un poco haciendo de nuestras respiraciones una sola. Sus ojos grises se oscurecen y sus hombros se tensan al notar como remuevo mi trasero en su pantalón. El sexo con Max jamás me cansa, jamás me conformare con un solo beso. Y lo Perfecto de esto, es que siempre y para siempre es reciproco.

Sus ojos aquellos que me llevan a la perdición, me observan con devoción. En un segundo, todos desaparecen de nuestra realidad, somos él y yo en el mundo donde nosotros somos nuestra propia versión del cielo, pero también, donde las llama del deseo nos consume hasta hacernos cenizas. Acaricia su cabello y sonrió con genuina felicidad

-Rose- susurra haciendo que mi vello se erice por la intensidad de su voz- ¿Puedo ser tu esposo?- me enseña una joya extraordinaria

Pequeños diamantes azules al rededor, un enorme del mismo tono en la mitad en forma de corazón y ni que decir de los bordes, una fecha está escrita en el. Y la duda de saber en qué momento lo trajo me pica las mejillas

Y literalmente dejo de respirar. Me quedo hipnotizada ante semejante joya, cierro los ojos con fuerza sin saber qué decir. Soy su mujer en todos los sentidos, pero ser su esposa, es una promesa de amor para toda la vida, lo es, al menos para mi. Asiento con la cabeza y sus ojos brillan con felicidad.

Uno nuestros labios y la sonrisa de ambos se amplía al escuchar las risas y palabras de felicidades de la familia. Niego con la cabeza divertida y la vergüenza de ser observada por tanto ojos llega haciendo que mis mejillas se tiñen de rojo.

Pone el pequeño y lujoso anillo en mi dedo y mi corazón se me va a salir. Soy la mujer más feliz de este jodido mundo.

Maximiliano.

Tres meses después.

Estoy nervioso, ansioso, estresado y de mal humor. Llevo más de una jodida hora esperando a que Rose se digne a llegar. ¿Porque putas se demora?

Se suponía que llegaría con mi hermana y el imbecil de Leonard, pero ambos llegaron hace más de media hora. Y la mocosa no me contesta el puñetero móvil.