Capítulo 33

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                    •Más y más amor•

Trato de contener una carcajada al ver su rostro rojo de la ira. Sacudo mi cabeza y chasqueo la lengua con burla

-¿La alumna supera a la maestra?- y como si la hubiese insultado, se abalanza contra mi con rudeza haciendo que ambas caigas en el piso

-¡En tu cara perra!- grita sintiéndose vencedora. La doy una mirada asesina a la morena y ella extiende su manos para que la tome

Las últimas semanas han estado horriblemente pesadas. Después de levantarme de esa cama donde por cierto, Max no se me separo ni un segundo, tuve que empezar de cero con mis entrenamientos y demás aprendizajes. Nina es una gran maestra pero la verdad es que prefiero practicar con una castaña que tiene una cuenta pendiente conmigo.

-Ya sabes, mantén siempre a tu rival en frente y no dudes a la hora de golpear.- me explica con calma y asiento con la cabeza poniéndome en posición. Lanzó algunos golpes al costal y este se mueve en varías dirección.

Por lo menos ya no me siento tan adolorida ni tan débil como antes, tal vez el reposo y comer tan saludable me han dado un buen desempeño estas semanas.

Mi espalda se entera y un olor exquisito amarrador me inunda lo sentidos. Giro mi rostro en su búsqueda. En cuanto nuestras miradas se encuentran sonrió satisfecha por lo que mis ojos captan

Se ven tan jodidamente atractivo que me deja sin aire. Lleva un traje azul marino ajustado a su Perfecto cuerpo mientras se tensa bajo la presión que ejerce al estar recostado en la pared. Camino hasta él con pasos rápidos y su sonrisa decora sus rostro

Joder. Me siento perdida en tanta perfección, aquellos lindos y severos ojos me miran con fascinación mientras siento que mi pulso se me acelera echo un caos.

-¿Viniste a espiarme?- me burlo y poso mis brazos en sus hombros, él se aferra a mi cintura, besa mis labios con demasiada desesperación mientras sus manos me sujetan del trasero con fuerza y su lengua juega con la mía. Suelto un jadeo deseoso, y él se aferra a mi como si su vida dependiera de ello.

-Hueles bien.- susurra haciéndome estremecer

Suelto una risilla mientras él baja sus labios por mi cuello. Exhala mi olor haciendo que mi piel se erice.

No sé cómo lo hace, pero no importa cuantas veces me ha hecho suya, aún mi cuerpo se siente como la primera vez. Todo lo que él me hace sentir, jamás cambia.

Subimos por las escaleras, él se aferra a mi cintura mientras se deshace de mi ropa sudada por el entrenamiento. Suspiro satisfecha y giro mi rostro hacia él quedando muy cerca de sus labios. Sus profundos ojos me observan con severidad, sonrío y mi cuerpo tiembla ante la intensidad con que lo hacen

-Espera, espera- jadeó sintiendo arder mi vientre de la excitación. No se detiene, sigue devorando mi cuello mientras sus manos bajan por mi cuerpo- Max... Llegaremos tarde

Gruñe por lo bajo y entramos en la habitación. Se separa de mi un poco y aprovecho para girarme por completo encarándolo

Hoy tenemos una reunión con el italiano, tal y como el lo prometió, me tomará en cuenta para todo. Claramente, no sin antes advertirme que estaría encima de mi cada instante, para evitar ataques sorpresas como el que había ocurrido semanas atrás.

Rueda los ojos molesto y pone los brazos en el torso. Sonrió divertida y me acerco a sus labios

-Lo compensaré, lo prometo.- dejó un casto beso y sus linda sonrisa se hace presente. Intento alejarme pero me toma de la nuca. En un segundo me toma del trasero levantándome, se aferra a mi boca pasando su lengua por ella, sus manos me recorren absolutamente todo

ARDER Where stories live. Discover now