Capítulo 52

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            •Una antigua guerra renace•

Seis meses después.

Es el día de irnos de la isla. He pasado aquí los últimos meses y no puedo ser más consentida, Max no se ha separado de mi ni un segundo, pero para ser completamente sincera, sus antojos y cambios de humor me ponen a temblar de terror, y es que, todo, literalmente todos los síntomas le tocó padecerlos a él

Muchas veces lo encontré peleándose a golpes con sus hermanos, sobre todo con Leonard, y si no eran con ellos, entonces con sus hombres. Pobres, no tenían la culpa de nada y siempre llevaron la peor parte.

También, en las noches despertaba sola y cuando salía en su búsqueda lo encontraba comiendo cualquier cosa extraña y asquerosa

Y ni que decir de las náuseas y mareos, cosa que no le agrada para nada ya que sus hermanos, siendo tan gentiles y buenos, lo tomaron como el payaso de la fiesta burlándose de todos los síntomas de un embarazo. Pero la verdad es que, me alegro que al menos, sienta un poco más y sufra por mi.

Ahora tenemos que regresar a la mansión, Mari como siempre estará conmigo mientras Max no esté o la señora Cassie se ocupe, pues son los que más me han cuidado. Aunque Alex también, os seré sincera, se ha comportado como un verdadero amigo, incluso llevo varios aparatos para tenerme monitoreada en la isla.

Aún no sé qué será mi bebé, el idiota de Max no ha querido decírmelo, o mejor dicho, decírselo a nadie. Dice que es el karma por todas las burlas que ha recibido. No pude hacer nada más que esperar, porque ni siquiera Alex ha querido decirlo. ¡Están molesto!

Entramos en la mansión, Max me ayuda a subir las escaleras tomándome en sus brazos. Me carga como si no pesara nada y eso me pincha el corazón de emoción. Incluso panzona y gorda no deja de ser dulce conmigo.

En cuánto estamos en la habitación, deja mi cuerpo en la cama y se deshace de mis sandalias. Sonrío por lo caballeroso que es y él levanta sus ojos a los míos mirando las babas que de seguro estoy votando por él

Los últimos meses han sido los más intensos, estar por tanto tiempo en una habitación con un hombre como Max enserio te pone a pensar con las hormonas. Y es que, follamos en toda la habitación, literalmente no dejamos ni un solo lugar sin probar. Fueron seis meses de una completa Luna de miel siendo unos insaciables

-¿Me dirás el sexo de nuestro bebé?- sonríe como malicia y noto como sus ojitos brillan al decir "nuestro"

Es nuestro, único e irrevocablemente nuestro.

Niega con la cabeza acercando su rostro al mío y mis manos tiemblan al tenerlo tan cerca

Su exquisito aroma me inunda y no puedo evitar detallar su rostro aunque ya me lo sepa de memoria. Están guapo, tan sexy, tan atractivo y cadente que no me puedo imaginar como alguien tan común y corriente como yo, esté junto a él.

-Tendrás que esperar a que nazca y lo veas con tus ojos.- afirma con superioridad

Bufo molesta posando mis brazos sobre mi torso. Los senos me duelen un poco y no es ni siquiera por el embarazo, es porque él, esa bestia, se ha convertido en todo un demente apasionado por mis tetas. No hay momento en que no las toque, chupe o masajee, es delicioso pero joder, ha extremos ya empieza a doler un poco.

-¿Sabes?, me gustaría que mi bebé fuera tan atractivo como es tu tío Leonard, créeme, desearía que se viera así a su edad- susurró con cinismo y su mandíbula se tensa borrando la sonrisa de burla que tenía en sus labios

¡Ja!, nadie le gana a Rose Miller.

En un segundo, subió su mano hasta mi cuello sujetándolo con sutileza con el semblante serio. Sonrió con malicia con mis ojos fijos en sus apetecibles labios deseosa por ellos

ARDER Where stories live. Discover now