Capítulo 30

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                           •Peligro•

Sonrió divertida escuchando atentamente a Leonard junto a Sophia. Hace un rato que salimos del club donde dejé a Max. Los hermanos me invitaron a un café y en verdad no pude negarme.

La señora Cassie junto al señor Alessandro nos han informado que se retirarán un par de meses dejando a Alex a cargo de su parte del negocio. Ya que es el mayor. Después de eso, ambos nos acompañaron hasta un bar pero luego tuvieron que irse, y aquí estamos, en un café con algunas copas encima mientras me divierto con unos dementes asesinos.

También eres parte de ese grupo.

Sonrió porque es cierto. No importa cuánto quiera negármelo, las clases de Cassie y Sophia siempre que se los pedí fueron fundamentales para hacer que encontrara la capacidad para ser parte de este mundo.

Max por otro lado, no dejó de pensar en él, deseado ir corriendo y hundirme en su pecho. Pero tiene que aprender una lección. Si quieres que yo sea suya él tendrá que darme lo mismo. Es lo mas justo y no espero recibir menos de su parte

No me dejara ir nunca, lo sé, pero, eso no quiere decir que será su tonta aguantándole sus fechorías. O por lo menos, eso me lo dejó claro la señora Cassie.

-¡Esa es mi amiga!- me abraza con fuerza la pelirroja divertida.- Me encanta que tomes en cuenta todos nuestros consejos. Las mujeres Massaro no son débiles ni mucho menos inseguras- afirma con el mentón en alto

-Dios me libre de que mi futura amante caiga en sus manos- se burla Leonard 

Amante...

-Oh vamos, estoy segura que una mujer débil no es lo que quieres.- Afirma su hermana

-Por supuesto que si. Deseo que sea sumisa, buena y tierna. ¿Te imaginas tener un demonio durmiendo contigo?. Madre mía- niega con la cabeza divertida

-Eres un puto gallina- ambas reímos y el solo rueda los ojos.

-Señorita Rose. El jefe me ha mandado por usted.- habla tras de mi, Juan.

Ruedo los ojos y suelto un suspiro. No quisiera irme pero la verdad, tampoco quiero estar más tiempo alejada de esa bestia.

-Salúdame a la bestia que tienes en casa y dile que si no se comporta yo misma te prestaré mis cuchillos- dice mientras me da un abrazo

-Espero que no me fucile cuando me vea- se burla Leonard dejándome un beso en la mejilla

Salimos de la cafetería y subo al auto en la parte trasera. Tomo mi móvil y mensajeo a Emy para que cenemos esta noche. He pasado varios días sin pasar tiempo con ella y la extraño.

Cerré los ojos con cansancio, estos zapatos me pasan factura y ni que decir del vestido.

Pero inconscientemente, lo que veo, es aquella mirada gris que tanto pone en caos mi vida. Sus lindos labios y cada vez que me hizo suya. ¿Como podría negarme a aquellos besos y caricias?. Es como si estuviésemos hechos uno para el otro, ambos para arder juntos

No me imagino estar en todo lugar que no sea aquí, con el. Me ha dado no sólo la sensación de protección y paz, también una familia, una familia que daría su vida por mi. Eso hace que mi corazón se pinche de emoción

Siempre estuve tan sola, cuando mamá murió quede tan sola y ahora, tengo todo lo que desearía para mi. Una familia, un hombre que está por y para mi, a mi pequeña hermana, y Mari quien es como una abuela para ambas. ¿Que más podría desear?.

-Señorita Rose, un auto no esta siguiendo- informa haciendo que me incorpore rápidamente

Me tenso y giro mi rostro hacia atrás para verificar lo que dice.

ARDER Where stories live. Discover now