Capítulo 44

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•Bienvenida•

Salgo y le doy un último vistazo a aquel lugar que tanto me curo. Sonrío con tristeza y camino por los jardines. Observó a Max a lo lejos y mi nervios se hacen presentes

Se ve tan atractivo que mi pulso no tarda en acelerarse y mis piernas tiembla. Sonrío y Emy es la primera en llegar a mi. Hunde su cabeza en mi cuello y un aroma a flores me inunda.

-¡Te eche tanto de menos!- sonríe en cuanto nos separamos. Beso su mejilla y levantó la vista. La señora Cassie me envuelve en sus brazos y me aferro a ella con necesidad

-Bienvenida al mundo, linda- susurra y siento el alivio inundarme. Jamás pensé que encontraría una madre, una prestada, pero una madre que me protege siempre.

-Esperó que sigas igual de psicopata, no me gustan las mujeres aburridas- dice con diversión el pelirrojo. Me da un abrazo corto y le doy una mirada de reproche por su comentario

-Al fin se acaba la tortura de la bestia- susurra con seriedad Nicholas acercándose. Tiene las manos en los bolsillos de su chaqueta y me mira con aquella seriedad tan característica de él- Se que no viene el caso pero, soy consciente de que también esto es mi culpa...

Niego con la cabeza y le doy una abrazo aferrándome a su él. Hunde su cabeza en mi cuello unos segundos después.

-No es tu culpa, y si lo fuera, yo te perdono.- susurró y él asiente con la cabeza. Me da una sonrisa y da un paso atrás.

Mi mirada detalla la reacción de la más pequeña de los Massaro. Sonrío y mis lágrimas se hacen presentes. Esta hecha un mar de llanto, corre a mi y me abraza con fuerza. Ninguna dice nada pero no es necesario, se que esto lo padecimos muchos.

- Todo está bien.- afirmó con calma. Limpio sus lágrimas con mi pulgar y beso su frente con cariño.

Al fin llego a mi persona favorita en el mundo. Mis lágrimas caen con más fuerza y lo detallo. Se ve feliz, pero también cansado. Su barba a crecido ligeramente y sus ojos me observan con ese brillo y esa intensidad que me hace temblar. Camino rápido a él y hundo mi cabeza en su cuello

Su exquisito aroma me inunda y La Paz que siento me pincha el corazón emocionado. Sus manos acarician mi espalda con suavidad.

Me separo un poco de él y uno nuestros labios con necesidad. No tarda en corresponder, su lengua se hace paso por mi boca y la felicidad aumenta al sentir la posesión y deseo con que me besa. Sigue sintiendo lo mismo.

Nos separamos por falta de aire y sonrío. El me toma de la mano y juntos entramos en el auto. Me pone a ahorcajadas sobre su regazo y Juan me da una sonrisa de labios cerrados. En un segundo, las camionetas se ponen en marcha.

Nuestras miradas se encuentra mientras sus manos pasan por mi piernas. Suelto un respiro ante la sensación de alivio que me inunda.

-¿Que ocurre?- pregunta con el ceño hundo. Siento mis manos temblar, niego con la cabeza y bajo la mirada sin poder evitarlo.- Rose, ¿que pasa?

Sus manos me toman de la barbilla y me obliga a encararlo. Simplemente no puedo, no puedo hacer esto joder. Me acerco a sus labios con demasiada necesidad. No me permite acercarme ejerciendo fuerza en su agarre

-Rose- repite como severidad- Tus ojos brillan de forma diferente, ¿Que pasa?- su palabras hacen eco en mi cabeza

Respiro hondo y me obligó a mantener la calma.

-Solo estoy feliz.- sonrío y él me mira con cierta incertidumbre. Paso mis manos por su mandíbula y me acerco para besar sus labios

ARDER Where stories live. Discover now