Capítulo 28

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•El lado dulce•

Maximiliano.

Tomó asiento tras mi escritorio mientras Andres no para de hablar. Para ser sincero, no estoy prestando atención a nada, mis pensamientos se van a otra cosa que tiene una enormes tetas y que ahora, extrañamente se convirtió en una versión de mi.

¿Cómo?, estoy seguro que la loca de mi madre influyó tanto en ella que ahora se crece cirujana. No me molesta, ver a Rose convertida en una de nosotros me llena de satisfacción. Y su lado cruel me deja la polla dura.

Cuando la vi bailando con ese maldito hijo de puta del italiano, creí que iba a morir de un maldito paro al corazón, por mi sangre no pasaba mas que ira absoluta y las ganas de darle una lección a esa mocosa por moverle el culo a otro, me cegó por completo. ¿Como carajos le hago entender que es mía?.

Sin contar cuando se llevó a una de mis mejores bailarinas y la administradora de este club. Irina no significa nada para mi, y tantos años de trabajo no le dejaron en claro cuál era su lugar. Rose va primero que cualquier otra y eso debía haberlo tenido en cuenta antes de meterle estupidas ideas en la cabeza.

Sin embargo, el único que puede corromper a ese ángel soy yo. Maldita mujer, jamás podré someterla, podrá ser una niña pero estoy seguro que es más fuerte y feroz que cualquiera.

Ahora es digna de llevar el apellido Massaro, tan digna como ser llamada mi mujer.

¿Pero que carajos me pasa?, Es solo una más, una que también desecharé como a la puta de Irina.

Rasco mi entrecejo con molestia. Esa pequeña en verdad me pone los malditos huevos en la garganta pensando estupideces. No es amor lo que ella necesita, es el placer de dominar al mundo entero y cómo se lo dije aquella noche, yo dejaría que el mundo arda para tenerla siempre.

-Tenemos que tener en claro algo, Max. Que hallas asesinado a su hermano frente a sus narices es una clara declaración de guerra.- explica Andres tomando mi atención

Me vale mierda si empezamos una guerra con esos malditos, nos traicionaron y no hay nada peor que eso en un imperio como el nuestro. Nosotros no perdonamos y se paga con sangre todo rastro de traición.

-Lo se.

Me da una mirada severa que me vale mierda. En ese instante, la loca de mi madre junto a la desquiciada de Sophia entran como si nada en mi oficina.

-¿Me puedes explicar porque mis cortinas están manchadas de sangre?- pregunta la menor de todos. Mi madre me da un beso en la frente como saludo y niego con la cabeza

-No te importa.- afirmó y ambas ruedan los ojos.

Estoy segura de que lo sabe, mis hombres me informaron que Rose pasó la noche con ella, no me atreví a ir por mi mujer porque la desquiciada de Sophia me habría sacado a tiros de su casa.

En la mañana nos ponemos en marcha para poder empezar a sacar a los italianos antes de que sigan robando y traicionándonos. Entre papeleos y discusiones con estas dos mujeres me han dejado con el humor negro.

Todo está claro, mataremos a los italianos demostrando quien tiene el poder. Cómo lo haremos es lo de menos.

Entro en la habitación deseando todo el jodido día estar aquí. La veo recostada en el sillón mientras lee algo. Sus ojos azules tan profundos cómo el y hermosos como ella misma, se clavan en los míos

Me acerco a ella con seguridad y me apodero de sus labios con necesidad. Me correspondes en seguida y me sujeta del cabello hundiendo sus dedos en el. Maldigo para mis adentros, maldita una y mil veces, maldita por hacerme sentir.

ARDER Where stories live. Discover now