Capítulo especial 4

30 7 2
                                    

El gran día había llegado. Después de semanas de dudas y evasivas, Namo finalmente le había dicho que sí a Frank. Ahora, estaba a minutos de caminar hacia el altar, lista para comenzar una nueva etapa de su vida.

En la habitación donde se preparaba, Becky estaba a su lado ajustándole el velo. Ambas estaban radiantes, pero la tensión en el rostro de Namo era evidente.

¿Estás segura de que no te molesta que tengamos el mismo día de aniversario de bodas?, preguntó Namo con una sonrisa mientras Becky alisaba la tela del vestido.

Claro que no, Namo. Me encanta la idea, respondió, acariciando la mejilla de su hermana. Luego, entrecerró los ojos con diversión. Eso sí, si tú y Frank se divorcian, no quiero que te enojes cuando celebre mi aniversario con Freen.

Namo abrió los ojos exageradamente y puso una mano en el pecho, fingiendo indignación.

¿Mal chiste?

Terrible, respondió Namo, riendo. Luego tomó un respiro profundo. Segura que luzco bien, ¿verdad? ¿Freen te confirmó que Frank no ha desaparecido? ¿Ya trajeron las flores que faltaban?

Becky soltó una carcajada y le tomó las manos.

Namo, respira. Vamos, dijo, guiándola en un par de ejercicios de respiración. Cuando vio que Namo estaba más tranquila, continuó. Tu boda va a ser la primera en la historia en ser perfecta. Ya está todo listo. Te ves increíble.

Namo sonrió nerviosa.

El novio está igual de nervioso que tú, añadió Becky. No sabía si usar corbata o lazo, pero ya le dijimos que se quedara con el lazo. Las flores llegaron, los invitados también. Lo único que necesitas hacer es caminar hacia el altar y decirle que sí a tu futuro esposo.

Namo suspiró profundamente.

Gracias, hermana, por encargarte de todo.

Lo hice con mucho gusto, respondió Becky con una sonrisa cálida.


Un golpe suave en la puerta interrumpió el momento. Roberto entró con su porte elegante y la mirada llena de emoción.

Ya es hora, hija. Anunció con suavidad. Becky los dejó solos para darles un momento privado. Roberto miró a Namo con ternura. ¿Nerviosa?

Un poco, admitió ella, jugando con sus manos.

Roberto se acercó y las tomó entre las suyas, dándole un apretón tranquilizador.

Todo saldrá perfecto. Estoy tan orgulloso de ti, hija, dijo, acariciándole la mejilla con cariño. Aunque debo admitir que no pensé que llegaría este día.

Namo soltó una pequeña carcajada. Me imagino que Frank tampoco. Me tardé mucho en decirle que sí.

En realidad, bromeó Roberto, con una sonrisa pícara, pensaba que eras lesbiana y que te casarías con tu amiga Gyo.

Namo lo miró boquiabierta y le dio un golpe suave en el brazo. ¡Papá!

¿Ahora estás más tranquila?, preguntó él con una risa.

Ella asintió, dejando escapar otra carcajada.

Bueno, vamos a llevarte con tu futuro esposo. Freen dijo que estaba a punto de buscarte porque no te ha visto desde ayer.

Namo sonrio nuevamente, pensando en lo apegado que era Frank, una de las muchas cosas que la hacía amarlo tanto.


Las GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora