Las Gemelas

XXXI

Becky se arrodilla con desesperación y dolor frente al cuerpo frío de su hermana, sus sollozos llenan el aire mientras recuerda los buenos momentos que compartieron juntas. Siempre fui la peor hermana. No te cuide como se supone. 

Mientras tanto, Freen trata de consolar a Becky abrazándola con fuerza, intentando calmar su culpa también. Pero Becky no puede dejar de culparse a sí misma por lo sucedido. ¡Suéltame! ¡Esto también es tu culpa! Te dije que alejarás de ella. ¿Por qué no me hiciste caso? Y en medio de la confusión y el dolor, Freen siente un profundo dolor en su corazón.

A medida que la noche cae sobre ellas sin que se den cuenta, Freen se levanta del suelo y mira hacia el cielo donde brilla una luna llena radiante. El dolor en su pecho es tan intenso que no puede evitarlo y rompe en un aullido desgarrador.

El sonido del aullido ha alertado a todo el clan, quienes rápidamente se preparan para recibir órdenes. Freen les habla con voz firme y determinada: Quiero que preparen a todos los que puedan pelear. La guerra que tanto temíamos está aquí, pero parece ser que nuestros enemigos no son solo aquellos que están en contra de nosotros, sino también miembros de nuestro propio clan. Culebrita, Cobra y todos los que estén de su lado pagarán por lo que han hecho.

Gyo corrió hacia Manaow, abrazándola con alivio. Al menos no moriré virgen y abandonada. A pesar de sus costillas fracturadas, Manaow seguía bromeando. 

Charlotte no pudo evitar sonreír. Seguí el rastro de tu sangre asquerosa, le dijo orgullosamente a Manaow. Al parecer te bañaste porque no logré detectar tu olor.

Con ayuda de Gyo, Manaow se sentó y se recostó contra la pared cercana. Mira, señorita intensa, bromeó Manaow. Asquerosa tú, que estuviste una semana sin bañarte cuando te dejó Waraha! Su amena charla fue interrumpida cuando Gyo accidentalmente tocó una de sus heridas.

Manaow señaló detrás de ellas hacia un parpadeante equipo encima de una mesa. ¿Ves eso allá atrás? Es una de las armas de los Armstrong, un sensor anti olores. Parece que han estado planeando esto por mucho tiempo. 

Gyo confirmó con la cabeza. Al parecer, sí. Serpiente, o como se llame, nos tendió una trampa hace un rato. Freen y las gemelas los distrajeron para poder buscarte.

Intentando levantarse con la ayuda de Gyo y Charlotte, Manaow fue detenida por la intensa mirada de Charlotte. ¿A dónde crees que vas, chihuahua? Con ese aspecto, no puedes ayudar a nadie. 

Aunque los intentos de Manaow por moverse le causaron gran dolor, ella respondió sarcásticamente: Cállate, intensa. Tenemos que ir a la zona muerta. Confundidas, tanto Gyo como Charlotte miraron a Manaow en busca de explicación. La zona muerta es donde nos reuniremos con Freen. 

El tiempo pasó sin previo aviso, prolongando la guerra entre las dos zonas por al menos dos semanas. En la zona roja, las lealtades estaban divididas entre aquellos que apoyaban a Culebrita y aquellos que seguían fieles al lado de Freen. La zona blanca permanecía en aislamiento, con tanques de guerra y soldados armados que patrullaban sus calles de forma intermitente.

Roberto y Patricia lamentaban profundamente la pérdida de sus dos hijas, ya que Becky se negaba rotundamente a abandonar la zona roja hasta que los responsables por la muerte de Namo fueran castigados. Becky había pasado de ser una joven dulce y amable a convertirse en una persona fría, triste y vengativa. Su único consuelo, aunque también le hacía sentir mal, era la compañía de Freen.

Las lágrimas resbalaban por el rostro de Patricia mientras suplicaba a su hija Becky que volviera a casa.  Tu familia te necesita, cariño. Pero Becky suspiró con pesar y respondió: