XXXVIII

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Me dolió ese espadazo enterrado en mi garganta que me hizo prácticamente caer muerta por unos minutos.

Pero creo que me dolería más seguir teniendo a Abaddon caminando de aquí para allá tan bonito y sin estar abajo de mí mientras hago maravillas con su estructurado cuerpo.

Lo extrañe, lo e extrañado muchísimo.

—Quítate la ropa y ven aquí— le pido.

Primera vez que veo a un hombre tan grande, musculoso, fuerte y fornido como Abaddon reaccionar tan rápido ante esas palabras de mi petición por que se quite la ropa. Lo hace en cuestión de seguros sin despegar su mirada de mis ojos e intento no sonreír y mirar hacia sus partes que quedan a mi a la vista por falta de tela.

Algo se calienta lentamente en mi centro cuando Abaddon camina muy despacio hacia mí, mirándome como si yo fuera el cazador y el mi presa, caminando hacia ese asesino sin remedio alguno. Sin control de ti mismo.

Le hago un lado en la bañera y lo observó hundirse en el agua, y agradezco que la bañera sea tan grande como para que el y yo la ocupemos sin problemas. Suspira relajado cuando el agua caliente choca contra sus articulaciones.

Abaddon mira mi pelo mejado y ladea la cabeza cuando me lo muevo todo hacia atrás y dejo a la vista mi clavícula. Observó la suya y no puedo evitar mirar su pulso latir de forma apresurada gracias a su corazón acelerado. Su sangre huele en el ambiente, se mezcla con el agua caliente y no puedo evitar levantar la cabeza y oler su sangre que huele divina ante mi hambre.

—¿Tienes hambre?— pregunta Abaddon al ver mis gestos ansiosos por probar un poco de su sangre.

—Sí— acepto haciendo un puchero— Siempre tengo, pero más en estos momentos por lo de haber caído prácticamente muerta y eso— miro sus bonitos pectorales marcados por todo el ejercicio que a hecho estos ultimos meses.

—¿Y que deseas Lucia?— me mira a los ojos, exigente.

—¿La verdad?— gateo hacia el en la bañera y me siento a ahorcadas encima de él haciéndolo gruñir por lo bajo. Recuesta su espalda de la bañera y me mira a la cara cuando mi sexo queda justo encima de lo largo de su pene que llega hasta mí culo.

—Lucia...

—Yo quiero comerte a tí— mis colmillos salen sin que pueda detenerlos antes de que el pueda verlo.

El hambre me esta matando. Necesito sangre, necesito sexo....necesito a Abaddon ya. Necesito sabiar mi ancia. Parezco un jodido animal hambriento.

—Lucia tal vez quieras...— desliza una de sus manos por mi espalda haciendo que me arquee hacia él. Y más al sentir su pene ponerse duro bajo de mí mientras mi sexo y mi culo esta húmedo por el agua. Y caliente por la necesidad— Tal vez quieras primero relajarte...

—¿Es que no te estas dando cuenta, amor, que te estoy pidiendo que me cojas?

Se estira una linda y maquiavelica sonrisa en su cara que me derrite entera. Sobre todo cuando se frota contra mí con sus grades manos en mi cintura y mis senos mojados frente a él sin ninguna agua que los cubra por yo estar encima del borde de agua que me llega a más abajo de las telas.

—Intentaba no ser...no sé— ladea la cabeza— Aprovecharme— poso mis dedos alrededor de su cuello y hago que su cabeza quede hacia atrás y me inclino sobre él— Pero si eso quieres, reina mía.

—Eso quiero, si, si— paso mi lengua por su mandíbula mientras sus manos masajean mi culo con una pasión que me hace lamer con más ansias de esto. De ambos juntos.

—Dime mi reina, dime que quieres que te haga y lo haré— susurra en mi odio cuando reparto besos húmedos por su garganta rasgando su piel con mis colmillos al aire. Gimo cuando la cabeza de su pene se frota contra mí entrada y una gota de la sangre de Abaddon me cae en la lengua.

Corona Sangrienta #1 [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora