Corona Sangrienta #1 [En proceso]

XXXV

-¿Me extrañaste, amor?

Su voz ronca y sexy hace mis piernas temblar de la anciedad que me produce el querer tocarlo, sentirlo de nuevo. Me a hecho mucha falta el estar con el, lo e extrañado.

Lo he extrañado muchísimo.

-No, para nada- suelto, muy orgullosa- En nada.

-No te creo- susurra pasando su lengua por la parte sensible de mi cuello- Y para que lo sepas. Yo también te he extrañado, amor.

Me suelto de su agarre y le salto encima enredando mis piernas en sus caderas y mis brazos en su cuello pegandolo a mi. Su aroma choca contra mi y no puedo evitar suspirar satisfactoriamente ante su exquisito aroma que extrañe mucho.

Que anhelaba todos los días. Lo anhelaba a el a diario.

-Joder, como que si me extrañaste- dice entre risas cuando cae de culo en la cama conmigo encima de el.

Recuesto mi cabeza sobre su hombro mientras el me acaricia lentamente entendiendo que no quiero moverme de este lugar, no quiero irme de sus brazos. Me sostiene con paciencia mientras suspiro en medio del silencio de la habitación. Estoy sentada a ahorcados de el, pero eso no quita que el sienta calentura, más bien siento su tranquilidad al tenerme en sus brazos. La misma tranquilidad que yo siento en sus brazos.

No se cuanto tiempo pasamos así. Hasta que Abaddon me jala con delicadeza y me agarra las mejillas para que lo vea a la cara. Sus ojos claros brillan bajo la luz de la luna dejándome una hermosa vista.

-¿Cómo te encuentras? ¿Esta todo bien?

-Solo te extrañe- susurro con las mejillas rojas de la vergüenza por confesar eso ante el.

-¿Mucho?- pregunta con una sonrisita acercando sus labios a mi rostro.

-Ni un poquito, idiota- suelto molesta por su tonta pregunta. Suelta una risita al escuchar mi desprecio.

-Pues deberías de saber que yo si te extrañe, mucho.

Estampa sus labios contra los míos y suspiro de la exquisita sensación de su boca contra la mía en un beso que me vuelve loca y activa todos mis sentidos que están reprimidos.

Me besa fuerte y rudo, pero sin perder ese toque tierno y cariñoso que me hace derretir en sus brazos de la forma más divina que existe. Enreda sus manos en mi culo y me empuja hacia el hasta que nuestras caderas se juntan al igual que nuestras lenguas.

-Espera- digo cuando pasa su lengua lujuriosa por mi labio inferior haciéndome jadear.

-¿Que pasa, amor?- me masajea el culo con ambas manos- ¿Hay algo de lo que quieras hablar?

-Si- me mira a los ojos- ¿Has estado con alguna estos meses? Dime la verdad, si hiciste una relación con otra es mejor que lo digas.

-Lucia...- intenta detenerme.

-Soy tu compañera pero si tomaste la decisión de acostarte con otra y decidir interesarte en ella, lo entenderé.

-Lucia...

-Pero no seré ni el cacho, ni acepatare que la dejes a ella por obligación....

-¿Sabes cuantas veces me he hecho la paja pensando en ti?- eso me hace detenerme de golpe. El sonríe burlon- ¿Sabes cuantas veces e soñado contigo en mi cama besandote hasta cansarme?- pasa un dedo delicadamente por mi cuello- ¿Sabes cuanto te he querido a mi lado estos meses? ¿Cuánto te he extrañado? Ninguna mujer te va a quitar tu lugar en mi mente, en mi cama. Ninguna mujer te va a quitar tu lugar. Porque tú Lucia, eres mi mujer. Y nadie aparte de ti lo sera, jamás.