XI

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Lucia

-Y por eso mi reina exijo que el chico tome el mando de esos demonios ya que no es posible que el ande por allí sin ser supervisado.

-¿Y que más pretendes hacer?- pregunto con la mirada clavada en la mesa.

-Que lo llevemos a alguna de las cortes y lo mantengamos allí por precaución, no vaya hacer que cree una rebelión con su pueblo- suelto un bufido lleno de burla.

-A ese chico nadie le toca ni un pelo- susurro moviendo mi mano escribiendo con lapicero sobre el papelito en mis manos sobre la mesa.

-No puedes pretender que dejemos por allí a un ser con el poder de acabar con todas las cortes como lo tiene el.

-El es rey de los demonios, pero no significa que vaya atentar contra la vida de nadie, porque si mal no te recuerdo, yo soy el ser más poderoso de la tierra y te e dejado vivir aún que me has sacado de mis casillas cientos de veces- explico con tranquilidad- el chico no le va a joder la vida a nadie porque no le a pasado nada. Y el no tiene semejante poder como tú crees.

-Yo soy el líder de los cazadores de sombras, no puedes atentar contra mi vida ni amenazarme.

-Si yo quiero si, y te recuerdo que ni el rey gárgola, ni la bruja, ni los dragones o el lobo me va a detener si quisiera atentar contra tu vida.

-¿Acaso está usted amenazandome?- levanto mi mirada hacia el para conectar mi fría mirada en el.

-No, pero te estoy dando una advertencia- muevo mis labios en una sonrisa de boca cerrada- si a Abaddon Kozlova le tocas un pelo, anda y arrodillate ante tu dios o el diablo si quieres, y creeme que ninguno de los dos te va a salvar de mi.

-Es usted una...

-Si lo terminas de decir me aseguraré de que te coman vivo- espeta Ramiro con tono frio hacia el cazador de sombras.

-¿Eso era todo sobre está reunion?- pregunto mirando a uno de los cancilleres.

-Si me permite- habla uno de los concejales levantándose para empezar su charla y hablar de los asuntos que hacen falta por lo cual hemos venido a esta reunión todos.

Lo odio.

Lo detesto.

Es un imbécil.

Odio sus tatuajes.

Me cae mal.

Sus ojos son extraños y feos.

Eso es lo que escribo en los papelitos en mi mano al acordarme de Abaddon.

Odio a ese hombre por la cantidad de cosas que hace y cómo recaciona mi cuerpo cuando está serca de mi, como cuando lo tengo a milímetros me lo quiero comer entero aún que lo odie con toda mi alma.

Sus besos me están volviendo loca, más cuando me toca con esas anchas y grandes manos que me derriten solo con simples toque. Joder, más cuando me penetra el alma con sus ojos claros pero profundos y dominantes....

¡Lo odio!

Oído todo de el, su cara, su rostro, sus músculos, su personalidad, sus ojos, la manera en como me reta. Odio a ese maldito niñito insolente.

Corona Sangrienta #1 [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora