Capítulo 8

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Recreación a primera persona
Realidad modificada.

Al salir del baño, me sorprendió notar que ni mi tía ni mi prima me habían llamado la atención. Tras revisar la casa, me di cuenta de que ninguna había pasado la noche allí y que tal vez regresarían más tarde.

Me cambié rápidamente, emocionada por la visita de un amigo del instituto. Estudiaba en la misma ciudad y era un año mayor. Nos habíamos conocido a través de Myla.

Salí de casa y caminé hasta el centro comercial para encontrarnos.

—Ari —escuché a mis espaldas y me giré rápidamente, abrazando al sujeto. — ¿Cómo has estado? Hace un año que no te veía.

—Todo ha estado de maravilla —contesté con una sonrisa amplia. —Un poco estresada por las clases y la premura del año siguiente, pero la verdad es que todo está bien —continué. —Cuéntame de ti.

—Lo mismo, estresado pero todo bien. Pasemos —dijo, señalando el restaurante de comida rápida.

Pidió hamburguesas y helado, y conversamos animadamente durante un rato hasta que Carlos, con un tono algo inquieto, habló.

—No es por asustarte, pero hay un muchacho que te está mirando extraño desde hace un rato —dijo señalando disimuladamente hacia atrás.

Me volteé y me sorprendí al ver a James observando a Carlos con una expresión que bordeaba lo hostil. Le saludé con la mano y él se acercó hasta nuestra mesa y se sentó sin pedir permiso.

—Hola —saludó a Carlos con la mano extendida, intentando disimular su desdén.

—Hola —respondió el muchacho, algo incómodo.

—Bueno... —dije tratando de aligerar el ambiente. —Estaba planeando salir con Carlos esta noche. Si quieres, puedes acompañarnos —propuse con una sonrisa.

—Ah —exclamó James, su mirada fija en Carlos. —Por supuesto que saldré con ustedes —culminó con un tono que no dejó lugar a dudas sobre su descontento y colocó su brazo sobre mi hombro.

—Bueno, si nos disculpas, estábamos hablando de algo importante —le dijo Carlos a James, señalando la salida del local.

James retiró la mano de mi hombro con un gesto de desdén y se fue, lanzando una última mirada de advertencia hacia Carlos.

—¿Es tu novio?— preguntó Carlos, con una nota de celos en su voz...

—No, es un compañero de la facultad —respondí. Habíamos estado saliendo, pero aún no éramos novios, así que no mentí.

—No parecía muy contento de verte conmigo —comentó Carlos. — ¿Estás segura de que no es nada tuyo?

Me sentí tentada a revelar que había estado saliendo con James durante más de un mes, pero opté por una respuesta más neutral.

—No, apenas lo conozco.

Me fui a casa temprano, encontrándome con Jos en la entrada. Ella aún no me dirigía la palabra.

—Vamos, Jos, no puedes estar enojada toda la vida conmigo.

—Sí, sí puedo —respondió con una sonrisa amarga.

Entré a la casa de mal humor y me di un baño de agua fría; lo necesitaba.

—¿También irás a esa fiesta? —le pregunté a Jos al ver que llevaba un vestido llamativo. —¡No puedes ser tan inmadura! —exclamé al ver que me ignoraba.

—¿Tú me estás llamando inmadura? La que nunca aceptó ni un solo consejo , y luego venía llorando diciéndome que tenía razón. Ni siquiera cuando un buen chico le habló se olvidó de lo que tanto la dañaba. Porque si es así, no estoy segura de considerar tu opinión como una crítica constructiva —dijo antes de terminar de ponerse el labial y salir de la casa, dejándome con las palabras en la boca.

Antes de que el Sol Toque el HorizonteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora