Capítulo 13

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Recreación a primera persona
Realidad modificada.

Las muchachas ya estaban llegando, lo que me permitió dar por terminado un tema que prefería no seguir discutiendo. Arabelle fue la primera en notar a Maren y Myla acercándose, sonriendo con una mezcla de alivio y entusiasmo.

—Las muchachas ya están aquí, terminemos esto otro día —dijo mientras se ponía de pie para recibirlas.

Yo también me levanté rápidamente, dejando atrás cualquier tensión que hubiera sentido momentos antes.

—¡Hola! —exclamé con entusiasmo, abrazando a ambas, sintiendo una oleada de alivio al estar rodeada de su calidez y energía—. Las extrañé tanto —dije, apretando más fuerte a medida que sus risas envolvían el ambiente.

El resto de la tarde se convirtió en un torbellino de risas y anécdotas. Volvimos a la época de la secundaria, recordando aquellas travesuras que parecían tan lejanas y a la vez tan presentes. Nos burlábamos de los primeros amores, esos que en su momento sentimos como si fueran lo único importante en el mundo, y de cómo jurábamos que la vida no podría ser más complicada que entonces.

—¿Te acuerdas de cuando fingimos estar enfermas solo para saltarnos el examen de matemáticas? —preguntó Maren, lanzando una carcajada al recordar cómo habíamos intentado, sin éxito, engañar a la profesora.

—¡Claro! —respondí entre risas—. Y luego tuvimos que hacerlo en la oficina del director. ¡Qué vergüenza pasamos ese día!

—Esa fue toda tu culpa —señaló Myla, señalándome con un dedo acusador—. Tu cara de inocente nos metió en problemas.

—Lo sé, lo sé —admití, levantando las manos en señal de rendición—. Pero al menos conseguimos una segunda oportunidad. Dejando eso de lado, ¿se acuerdan cuando el come mocos del salón se le declaró a Arabella frente a todos con una cartulina que decía: ‘¿Quieres ser mi novia?’ con la música ‘Mi mayor anhelo’? De fondo— todas explotamos en risas mientras Arabella se cubría la cara con vergüenza, negando ese bochornoso recuerdo.

—¡Sabía que ibas a hablar de eso! —exclamó reclamándome.

—Arabella rompe corazones de los come mocos —dijo Maren con tono burlón.

—Y de los bichos también,, porque habían dos chicos, uno primero y tercer año, que estaban babeando por ella.— Myla nos hizo recordar los momentos dónde le regalaban peluches y se habían ganado su número e Instagram y nos volvimos a reír más fuerte que nunca. Arabella era un libro donde no   si sobreviviría en el siguiente capítulo, siempre llena de enfermedades y accidentes que le pasaban por ser muy descuidada. 

—¡No me hagas acordar de eso! —respondió tomando su bebida y dando grandes tragos.

—¡Oh, vamos, Ara! —riendo a un más fuerte porque Ara, mientras estaba enojada, también soltaba carcajadas— yo fui tu dama de honor cuando el curso quiso hacer una boda entre el come mocos y tú. — Ara volvió a taparse la cara y todas volvimos a reír y contar más historias vergonzosas.

Seguimos riendo; la tensión se disipó por completo. Parecía que todo era tan simple otra vez. En medio de una de esas historias, sentí mi celular vibrar en el bolsillo. Lo saqué y me aparté brevemente para revisar el mensaje que había llegado.

James: ¡Hola! ¿Cómo la estás pasando con tu familia?

Ariana: Nada fuera de lo normal. Ahora estoy con mis amigas.

Mientras escribía, una sonrisa apareció en mi rostro, una que Myla notó al instante.

—¿Y a quién le sonríes así? —preguntó, inclinándose hacia mí, sus ojos llenos de curiosidad.

Antes de que el Sol Toque el HorizonteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora