Capítulo 24

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Recreación a primera persona
Realidad modificada.

Aquel día, el aire estaba cargado de una mezcla de nervios y emoción mientras me dirigía al hospital de la familia de James. El edificio era imponente, reflejando la importancia de la familia de James en la comunidad. Respiré hondo antes de entrar, consciente de que lo que sucediera en las próximas horas podría cambiar todo.

Al cruzar las puertas automáticas, el ambiente del hospital me envolvió. Había un murmullo constante de médicos y pacientes, el sonido de los monitores y el aroma característico de los desinfectantes. Me acerqué al mostrador de información, un poco perdida entre tanta gente.

—¿Buscas a alguien, querida?—me preguntó una recepcionista con amabilidad.

—Sí, estoy buscando a James —respondí, tratando de sonar segura.

La recepcionista asintió y me indicó el camino hacia la sala donde él estaba trabajando. Mientras caminaba por los pasillos, mi mente no podía evitar divagar, pensando en cómo sería este encuentro con su familia. Sabía que su madre trabajaba en el mismo hospital, y había oído hablar mucho de ella por parte de James, pero conocerla en persona era un asunto completamente distinto.

Finalmente, llegué a la puerta y toqué suavemente antes de entrar. La sala era amplia, con ventanas que dejaban entrar la luz natural. James estaba de pie, hablando con una mujer elegante y distinguida que inmediatamente me reconoció al verme.

—Ma chérie— dijo la mujer con una sonrisa cálida que no esperaba, acercándose a mí con pasos firmes y elegantes. — Tú debes ser Ariana, la joven de la que tanto me ha hablado mi hijo.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, pero antes de que pudiera responder, James se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla, un gesto que me hizo sonrojar ligeramente. Justo en ese momento, recordé el nombre que la mujer había utilizado para presentarse: Mary. El mismo nombre que la esposa de Ricardo, y con un escalofrío que recorrió mi espalda, noté que ella también era rubia. Por un instante, me sentí mareada, como si el pasado y el presente se mezclaran de una manera desagradable. Pero sacudí esos pensamientos, sabiendo que James no tenía nada que ver con Ricardo ni con su vida pasada.

—Es un placer conocerte —me dijo Mary, aún con esa sonrisa que no podía evitar tranquilizarme un poco. — James ha hablado maravillas de ti. Me encantaría que nos acompañaras a cenar esta noche, si te es posible.

—Oh, claro, señora... —comencé a decir, pero ella me interrumpió con un gesto.

—Por favor, llámame Mary —me corrigió amablemente. — Esta noche a las ocho. Será un encuentro íntimo, solo la familia. Nos encantaría que fueras parte de ello.

Acepté la invitación, sintiendo cómo una mezcla de emoción y ansiedad se instalaba en mi pecho. Después de una breve conversación más, me despedí de ambos y salí del hospital. Mientras caminaba de regreso a casa, mi mente no paraba de dar vueltas. La invitación a cenar con su familia era un gran paso en nuestra relación, y no podía evitar sentirme nerviosa.

Al llegar a casa, encontré a Jos en la sala, leyendo un libro. Al verme entrar, levantó la vista y me sonrió.

—¡Hey! ¿Cómo te fue?—preguntó con curiosidad, dejando el libro a un lado.

—Fue... interesante —respondí, sin saber muy bien por dónde empezar. — Conocí a la madre de James, y me invitó a cenar con ellos esta noche.

Jos abrió los ojos de par en par, sorprendida. —¡Vaya, eso es un gran paso! Parece que las cosas van en serio.

Asentí, sintiendo nuevamente ese nerviosismo en el estómago. —Sí, eso parece. Y por eso necesito tu ayuda... ¿Qué se supone que me pongo?

Pasamos las siguientes horas revisando mi armario, buscando el atuendo perfecto. Jos insistió en que debía verme elegante pero no demasiado formal, y jovial pero sin parecer que me esforzaba demasiado. Finalmente, optamos por un vestido color vino, sencillo pero sofisticado, que combiné con unos pendientes discretos y un maquillaje natural. Al mirarme al espejo, me sentí un poco más confiada, aunque el nerviosismo no desaparecía del todo.

Antes de que el Sol Toque el HorizonteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora