Disparos. Leo Valdez ✓

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Reyna, Annabeth y yo estábamos mirando al horizonte mientras la morena nos explicaba la profecía que ella conocía.

-La hija de Atenea y la hija de la oscuridad.- nos miró.- Esas sois vosotras. Tú, Bella, eres hija de Érebo, la oscuridad propia.

-Pero yo entré al Campamento Mestizo hace menos de un año. Luché contra Cronos de milagro. No puedo ser yo.- Annabeth me miró.

-Bells, eres especial, ya lo dijo Cronos. Veía en ti un poder sin igual.- suspiré hondo.

De repente, el suelo empezó a temblar y vi como el Argo II disparaba contra Nueva Roma. Reyna gritó que habíamos roto su confianza pero yo solo me centraba en la persona en los mandos.

-Leo.- salí corriendo de allí, varios romanos intentaron atraparme, pero les apartaba de un mandoble de mi espada.

-¡Griega!- me señaló uno.

-¡Intento solucionar esto!- contesté.

Llegué donde Leo junto a Percy, Frank y Hazel, ninguno se atrevía a subir, por miedo a que pudiesen morir.

-¡Leo!- volví a chillar. Subí por la escalera de mano y cuando llegué arriba, Octavio gritaba asustado.- Sal de aquí.

-No me lo repitas dos veces, griega.- no me gustó su tono.- Voy a matarla a todos.

-Me gustaría verte intentándolo.

Vi a Leo pulsando botones, ocasionando desatres. Le agarré de la mano pero él se soltó del agarre y me lanzó una bola de fuego que me rozó el brazo.

Rodé por el suelo hasta que me puse enfrente suya. Le agarré la cara y empecé a gritar su nombre. Sus ojos dorados volvieron a ser los mismos marrones de siempre.

-¿Qué ha pasado?- preguntó agarrando mis muñecas, asustado. Miró mi brazo.- ¿He sido yo? Oh, Dioses, Bella los siento.- empezó a llorar.

-No ha sido tu culpa. Te han poseído.- Annabeth y el resto aparecieron a mi lado.

-¿Cómo lo sabes?- preguntó la cherokee.

-Puedo notarlo.- dije sin mirarla.

-Lo siento mucho.- volvió a decir limpiándose la frente de sudor.

-¿Que lo sientes?- apareció Percy.

-Eh, le han poseído. No es su culpa.- contesté.

-Bella, tranquila.- Leo puso una mano en mi brazo.- Tus manos.

Miré mis dedos y estaban destellando en morado y negro. Sin darme cuenta, había invocado sombras. Empecé a caminar por el barco, intentando liberar energía ni mortal.

Volví a mi habitación y me tumbé. Alguien llamó a la puerta y de un movimiento de mi mano la abrí. Apareció Leo tapándose los ojos con las manos, aunque abría un poco los dedos para mirar.

-Leo, estoy visible.- retiró sus manos y me sonrió.

-¿Estás bien?- se sentó a mi lado y me agarró las manos.

-No soy yo la que ha sido poseída.- rió.

-Lo sé. Pero me sigo preocupando por mí novia.- sonreí y le besé la mejilla.- ¿Tienes hambre?- asentí.- Bien, porque te voy a preparar mi especialidad. Macarrones con queso.- reí, y levanté los brazos emocionada, pero la quemadura empezó a abrasarme.

-Dioses...- bajé los brazos inmediatamente.

-Bells...

-No pasa nada, estoy bien. Solo necesito ambrosía.- de su cinturón sacó un poco y me lo dió.- Gracias, Leonidas.

-De nada Bellamy.

Multiverse [OS multifandom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora