CAPÍTULO 35 - CUSTODY

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Semanas atrás. 

Ilenko.

Las manos enguantadas me sudan subiendo las piedras del palacio real de Varsovia, las pertenencias que cargo las mantengo en el maletín que me cuelga y sigo escalando hasta que llegó al balcón que alberga la alcoba de la princesa.

Recuesto la espalda en la pared, ya que para entrar, tengo que pasar la ventana del baño y esta tiene una luz encendida. Hay un secador encendido y con cautela me asomo viendo a la mentirosa que está adentro envuelta en un albornoz rodeada de un montón de porquerías.

—Oh, yo también siento que el proyecto es fantástico señor empresario — finge una conversación frente al espejo— ¿Qué? ¿Cómo que un beso mío es un requisito para cerrar el acuerdo? —se ríe apoyando las manos en el lavado— Sé sincero, lo que quieres es probar mi boca.

Pega los labios al vidrio disparándome la rabia, «Creo que la hija tiene más madurez». La alarma salta y se termina de vestir abandonando la alcoba, «No sé por cuánto tiempo pretende mantener esta farsa». Sale de la habitación despidiéndose de la princesa que se queda peinando muñecos frente a su tocador.

El volver a verla me endurece la mandíbula y entro rápido, cuidando que no me detecten.

—Su alteza, buenas noches —la saludo.

—¡Mi Lord! —se levanta sorprendida y me apresuro a cerrar la puerta con el pestillo.

—¿Cómo está? —me agacho frente a ella.

—Bien —contesta emocionada— ¿Trajiste a Chispas?

—Desafortunadamente no, no podía subir.

—Oh —se pone triste.

—Sin embargo, le traje esto para que lo vea —del maletín saco la pantalla que le mandé a hacer, la cual está llena de colores y se camufla como un juguete—. Pone la mano aquí y toca acá, así podrá llamarme y se lo mostraré.

—¿Cuándo yo quiera?

—Cuando usted quiera —le aseguro.

—Gracias, mi Lord.

Le aparto el cabello de los hombros agachándome «es preciosa y la saliva se me torna pesada cada que calculo el tiempo que estuve lejos de ella, quien es como un meteorito impactando en tu pecho». Desde que partió de la fortaleza he estado contando las horas para venir a verla, ya que solo Emma James cree que yo, siendo el Boss de la mafia rusa, no lo sabría.

Me pregunta si puede ver películas como en la pantalla que tiene “Queen'' y trato de explicarle.

—¿Cuál quieres ver?

—Una con tripas —tapa su sonrisa.

—¿Te gustan las tripas?

—Y los corazones —cubre mi boca con su mano—, pero Shhh… El abuelo dice que son cosas del mal.

Baja la mirada reparándose los pies y el enojo me toma de inmediato.

—Tranquila —la tomo— ¿Puedo sentarme?

Asiente con el aparato en la mano. La melena y el rostro angelical, es lo que más resalta en ella y quería venir antes, pero tenía que conseguir un par de cosas primero. Sé lo que vi, mis sospechas están y mi instinto pocas veces se equivoca, por el contrario, toma peso con las preguntas que le hago.

—¿Te gustan los cuentos?

—Depende ¿Y a usted?

—Me encantan los de princesa —comenta y asiento.

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