CAPITULO 9 - VED'MA

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CAPITULO 9 — VED'MA
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París/Francia.
Ilenko.
Estoy salivando, saboreando, cual depredador cuando tiene hambre y no hace más que
alucinar con la presa, «Emma». Mis recuerdos con ella son una avalancha que ha
tomado fuerza en las últimas horas. Mi secreto, lo que debo callarme por mi nombre y
por mi reputación, porque un hombre como yo no es apto para crías como ella que tenga
los años que tenga no deja de verse como ese ser limpio e incorruptible. Se ve así, pero
en si está rota y corrompida por mí que me sacie y me descargue en ese cuerpo artístico
hecho para cuestionarme.
«No tenía que hacerlo», no tenía que tocarla ni mirarla porque mancha lo que soy. Ya
las mujeres que me rodeaban vestían con cuero, a diferencia de ella que vestía con
minifaldas y es que un hombre como yo se ve como un idiota andando con crías como
ella que en cuanto a grandeza no me llega ni a los talones.
El sol que vi en mi casa me hace apretar el arma que lleno de balas, soplo la última y la
meto antes de clavar el cargador. La camioneta derrapa en el asfalto, guardo el
pasamontaña y salgo por la derecha mientras Christopher Morgan lo hace por la
izquierda.
Les beaux voyous es una organización ligada a la pirámide, el hostel que usan como
fachada para reunirse aparece y yo no me preocupo por taparme el rostro como tampoco
me preocupo por guardar el papel de Boss que espera a que le traigan las cabezas,
simplemente empiezo a volar cráneos cuando me dan la entrada. Tengo afán, las cosas
suelen ser más crueles cuando no te las esperas y hombre que me lanzan se convierte en
cadáver, ya que le corto la garganta alternando entre cuchillo y arma.
Las mentiras solo me gustan cuando las digo yo y cuando vienen por parte de otros las
repudio tanto como cuando me traicionan. En mi modo siniestro soy un ser despreciable
que taja el abdomen de otros sacando lo que llevan dentro.
Agatha, Thomas y el Hacker dan de baja a quien se les atraviesa y los franceses
enfurecen con la llegada dando pelea, son una gran cantidad que ataca en manada y
acaban con mis municiones de tanto disparar.
Necesito imponer miedo para que se rindan y por eso empiezo a matar peleando a puño
limpio y con el cuchillo en mano. Tres se me vienen al mismo tiempo y las patadas van
a mi espalda, abdomen y costillas, la estructura de madera se está viniendo abajo y ni
con las extremidades ocupadas dejo de oírla, de ver el maldito sol que me llena cada vez
más de ira.
Una de las columnas colapsa chocando contra mi hombro antes de irse al suelo en
medio del disturbio y el dolor hace que me lleve la mano a este, cosa que otros aprovechan para atacar y no pueda evitar la golpiza cargada de patadas que no tarda más
de cinco minutos, pero me estropea en cierta parte.
Me zafo y los llevo al suelo apuñalándolos antes de levantarme y en menos de nada
vuelvo a estar rodeado.
—Largo que aquí estamos con el líder —me apunta uno y lo toman por detrás
rodeándole el cuello con el brazo.
—No por mucho —Christopher lo reduce en el suelo mientras los asesinos toman a los
otros y yo lanzo la cortada que le abre el estómago.
Este es un clan grande, antes de que lleguen más vuelvo a cargar mi arma y me encargo
de quemarles el dinero que reúnen durante meses con el fin de pagarle a los italianos,
«Nadie va a ser más rico que mi gente». Los billetes arden, el golpe del hombro me
tiene mal y el sonido de las sirenas empiezan a oírse a causa del tiroteo.
En menos de nada estamos rodeados otra vez, pero no me voy a ir sin el clan, así que
mando a tomar hasta el último escondite que tienen en París. Rápidamente se marcan las
paredes imponiéndolo como terreno de la Bratva.
—Rachel James te va a acabar, Ilenko —me amenaza el líder y lo llevo contra el piso—.
Esta es su gente.
—Era su gente —lo desarmo—, ahora es la mía. Así como el dinero, los negocios y las
ganancias.
La policía lanza los gases y nos dividimos en la huida volviendo al punto de encuentro.
Esto no tardará en llenarse de agentes, el afán no me deja pensar, el dolor tampoco
ayuda y necesito respuestas ya.
—Termina de tomarte la ciudad le pido al coronel mientras me llevo la ficha más
importante.
—Todos conmigo, ya —Christopher Morgan desaparece con los Vory y una mínima
parte viene conmigo.
Me embarco en la camioneta con Salamaro, el moreno siempre ha sido de mi extrema
confianza y es poco lo que no sabe de mí. Lo de Emma James es una de las pocas cosas
que desconoce.
— ¿Quién la vio? —pregunto en el vehículo.
—De los Romanov diría que nadie, la mayor parte del tiempo estuvo encerrada con los
hijos de Christopher Morgan —me informa hablando despacio—. Se salvó de una
muerte segura porque su familia no va a aceptar que Vladimir haya tenido una bastarda
con una James.
— ¿Estás seguro que es de Vladimir? —indago— ¿Los viste? ¿Se acostó con ella?
—Dormían juntos, en su último viaje nunca dejó de hacerlo ni en los últimos días antes
de morir —asegura y no le muestro ningún tipo de expresión—. Diré que es un 50/50
porque estudiando a la familia de Cédric tiene mucha semejanza, por nada la veneran
como un ser bendito.

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