CAPÍTULO 32 - BLEEDING

40 3 0
                                    

•✦───────────•✧

Ilenko.

Bratva: Organización criminal, revolucionaria, despiadada, letal y vengativa. La que no cae, no cede, no perdona, no olvida…

El escándalo que se desata en el calabozo en donde estoy me hace voltear con las personas que entran; un soldado trae a un prisionero llamando la atención del carcelero a cargo, el cual se apresura cuando lo llaman.

Tenso, muevo el cuello, ya que el seguir aquí lo único que hace es avivar mi ira, el desespero y las ganas de abrirle la garganta a medio mundo.

Los barrotes tiemblan cuando el prisionero que remolcan se suelta tomando al soldado que acaba de entrar. El sujeto que lo traía saca el arma con silenciador, la cual arremete contra los uniformados de Gehena. Son ágiles, rápidos y certeros, el modo de pelear no me da cabida para dudar y reconocer a uno de los Kryshas más letales de la Bratva.

—¡Viva el Boss, viva el Vor!

Sujetando al carcelero, suelta a reír como un maniático frente a mi celda.

—¡Abre esa maldita puerta! —Obliga al uniformado.

Las notas musicales se filtran a través de los muros, estudié Gehena, sus debilidades y costumbres, por ende, sé que la melodía que escucho es la que se usa para celebrar la llegada de los reyes. Mi mente se sume en una sola cosa, mientras que Boris Korolev hace que abran mi celda y la del otro líder a la vez que el alemán que lo acompaña se ocupa de los demás carceleros.

Con un cañón en la cabeza, el uniformado me rodea nervioso soltando la cadena y la argolla que me revive al no sentirla en la garganta, la adrenalina me desestabiliza y le echo mano al uniformado partiéndole el cuello. El instinto asesino que se enciende me pone a pasar saliva con el cosquilleo exagerado que toma mis extremidades.

El Kryshas suelta al Vor, el alemán me arroja la ropa que ya le quitó a los cadáveres y rápido me la coloco saliendo a desanclar la cadena,

«Todavía sirve». La música sigue sonando, mientras recibo el arma con silenciador, los proyectiles y los puñales.

Hay víctimas que se condenan solas, son ellas las que se meten en la boca del león con actos mediocres, como cuando no piensas, pierdes una apuesta de billones y terminas siendo un esclavo. También lo es cuando se te da por tomar el papel de vengador y, en vez de matar, te pones con juegos estúpidos.

Subo la capota del uniforme, el cual me cubre parte del rostro, deslizo la corredera del arma pasando por encima de los muertos y me encamino a la puerta con el Vor a mi derecha. El alemán se adelanta a dar el aviso de salida, con la ropa soy un soldado más y discretamente mantengo recogida la cadena con la argolla en mi mano

La gente de afuera se mueve apresurada queriendo apagar las llamas del bosque que arden a lo lejos y con los demás me muevo alejándome del calabozo que se cerró y el cual demuestra que la calidad es superior a la cantidad, aunque en ocasiones te atropelle. Sé que debo irme, pero antes de hacerlo quiero ir a ver como va la fiesta real.

Le indico al Kryshas lo que quiero que haga y este asiente de inmediato.

—Consigue un avión —Le ordena el Vor al alemán— y espera con los motores encendidos.

—Christopher…

Intenta detenerlo, pero este se viene conmigo; tengo el cuchillo en la espalda y los pocos que pasan por al lado de ambos están tan afanados que no detallan a nadie. El coronel avanza, mientras yo me quedo en la entrada por donde me abro paso.

QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora