NOTAS DE DAGO

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Ilenko.

El viento sopla fuerte en lo alto de la colina, el mismo sitio donde años atrás el cuerpo de Vladimir se volvió cenizas. El mismo sitio donde decidí dar un paso atrás, no por cobarde, ya que en ocasiones retroceder no es perder, es tomar impulso.

Ahora tengo más enemigos que antes, familias ardidas con sed de desquite. Sí Antoni Mascherano quería matarme antes, ahora lo ansía mucho más: le maté a un hijo tal cual como se mata un animal y mi imperio nunca dejará en paz al suyo, como el suyo tampoco dejará el mío.

Sin pirámide se acabaron los pactos, los acuerdos y en este momento, en la mafia, hay una lucha constante de poder donde ahora todos quieren ser el supremo y la mejor forma de lograrlo es debilitando al contrincante.

Koldum se mueve a mi lado y Amelie sujeta mi mano consiguiendo que la alce, el cabello dorado le brilla con el sol, y rodea mi cuello con los brazos apoyando los labios en mi mejilla. De haber sabido que estaba en el vientre de Emma James nunca la hubiese dejado ir. La quemadura en mis costillas arde y paso saliva cuando en mi mente se atraviesa la imagen de esa hija de perra, que…

—Te voy a contar un cuento —le digo mirando el horizonte—. Hubo una vez una

“esclava”, la cual llegó a un oscuro lugar gobernado por un Dios sádico y siniestro. Todo el mundo creyó que nunca sobreviviría, pero lo hizo porque no era ninguna esclava, era una bruja maldita que se volvió parte del imperio.

—Es mi mami —Se ríe y se emociona encogiendo los hombros—, le dicen Queen y nuestro amor es más grande que el cielo.

No soy el único que le explica las cosas, Viktoria también lo hace y le deja claro de dónde viene. El “maldita” le permite entender que su madre era el enemigo y, por ello, muchos de aquí la ven como la ven. No es algo que tenga que ofenderle, ya que sí tendrá una historia interesante para contar siendo la hija de la que rompió las normas de la Bratva.

—Rick y Rachel James quieren hablar con usted, Boss —me hace saber Salamaro cuando se acerca—, están de camino al palacete.

“Tolerarlos” hace parte de los acuerdos. El león me sigue cuando me muevo pasando por las placas de concreto, las cuales aún conservan las marcas de las balas del enfrentamiento pasado.

Proyectiles que van a seguir tronando por mucho tiempo, ya que las contiendas no se acaban todavía, de hecho, ahora es cuando más peligrosa está. Mantengo a mi hija conmigo en el camino de regreso y, frente a mí, Salamaro la detalla viendo como se distrae paseando los dedos por las líneas del tatuaje que tengo en la mano.

—El nombre de Emma James resuena por todo el mundo criminal —me informa—. Ya no como la moneda de cambio de la Bratva, se habla de ella como la dueña de la bomba que arrasó con Sunah. No sé si quiere que aplaque esto, puesto que los James, de alguna forma, siguen siendo una familia de cuidado y ella, con solo veintiún años, ya sobrevivió a la mafia rusa, a la mafia italiana, al dueño del Mortal Cage, a la FEMF y eso es un arma de doble filo.

Se acomoda el cuello de la camisa.

—Nos beneficia bastante ya que es un miembro de la Bratva, pero debemos tener presente que no hay nada más peligroso que quien conoce y le saca provecho a sus alcances, así que no sé si correremos con el riesgo de lo que eso conlleva — continúa—. Ya demostró que nunca se sabe qué esperar.

La herida de mis costillas arde de nuevo, yo más que nadie sé lo que conlleva. Emma James es… es… El enojo me nubla la cabeza, sé muy bien quien es desde que intentó poner al Underboss en mi contra.

Mi silencio es respuesta suficiente para el consejero que asiente. Me abren la puerta del vehículo cuando llego al palacete y Uriel es quien me indica en el vestíbulo que me están esperando en el despacho, el cual busco queriendo acabar con esto rápido.

QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora