CAPÍTULO 40 - WIFE

129 3 0
                                    

•✦───────────•✧

Emma.

Estando en la academia me gustaron varios soldados, digo ―varios‖ porque eran estados efímeros que no tardaban más de cinco semanas, ya que en ocasiones, a la hora de ligar, no éramos compatibles o a mí, después de captar la atención de alguno, me dejaban de gustar. Tenía mucho de donde escoger ya que en la FEMF abundan buenos prospectos si de físico e inteligencia se trata.

Martín era muy atractivo, de hecho, Cédric que no era del comando también.

Tenían defectos como todo el mundo, pero no eran malos partidos y viviendo en Polonia oportunidades no me faltaron. En los clubes, las propuestas me llovieron cada vez que iba; cierta vez tuve una cita por fuera con un banquero de veintinueve años, el cual me insistió por casi dos semanas hasta que acepté ir por un cóctel.

Todo iba bien hasta que el gerente de la entidad financiera lo llamó a las once de la noche y el sujeto empezó a tartamudear por teléfono dando explicaciones, disculpándose y prometiendo ir a la oficina temprano, pese a que era viernes y había comentado que mañana no trabajaba. En vez de decirle que estaba ocupado o que no era hora para llamar, empezó a lambisconear halagando a su superior, dándole la razón en todo lo que le decía.

Eso no era un pecado, ningún trabajo es perfecto, pero el encanto se me fue con un chasquido de dedos por esa tontería. Dejé que la velada acabara y lo bloqueé ni bien me subí al taxi donde me pegué al teléfono cuando me llamó Camile.

-Bien, anclemos algo al currículum que se necesita para salir con Emma James - Empezó a molestarme-: Ser jefe, no empleado.

-Claro que no, eso no tiene nada que ver -refuté ofendida.

-Me acabas de decir que quisiste irte cuando lo llamó el jefe.

- ¿Sabes qué? Creo que no fue por eso -alegué-. Su pulgar se veía raro cuando sostenía el teléfono, no te conté eso.

Soltó a reír e intenté no hacerle caso, pero me fue inevitable pensar en el pasado. Martin me atraía bastante, pero algo cambió cuando vi que su tío lo regañó delante toda la academia y la reprimenda fue tan fuerte que bajó la cabeza. Seguí ligando con él, sin embargo, ya no era igual.

Tyler también me llamó la atención cuando lo conocí, pero lo descarté y lo empecé a ver como un amigo cuando lo vi asintiendo como perrito de vitrina a todo lo que le decía Rick, advirtiendo lo que podía hacer y no hacer en nuestra primera salida: ''Solo cuatro horas'', ''Nada de discotecas'', ''Quiero saber dónde van a estar'', ''Déjame ver si tienes preservativos en la billetera''.

Cédric era un príncipe, pero cuando le decían ―Su majestad‖ noté que era por educación y no porque lo vieran como alguien majestuoso... Sacudí la cabeza centrándome en que solo fueron casualidades y ya, de por sí, ya me sentía rara cuando el porno que descargaba en Phoenix era sobre ''sexo hardcore''.

Moscú se ve desde lo alto y lleno mi boca de oxígeno. La reunión no es en el Palacete, es en la ostentosa morada de Octavio Romanov, a la cual nos acercamos iniciando el descenso. Son las tres de la tarde, los rayos solares todavía están presentes, el festejo es adentro y por un momento temo a que esta gente me aplaste y vuelva a terminar en cama.

Dago viajó en la mañana y me alegro no tener que soportarlo; sin embargo, ahora creo que estaba mejor peleando con él.

Le quito el cinturón a Koldum cuando la aeronave aterriza en la parte delantera de la propiedad, que se alza sobre mí cuando me bajo. La línea de autos estacionados a cada lado advierte el número de personas que deben haber asistido, mi manager me recuerda que no tengo nada que temer y sujeto con fuerza la correa de mi león cuando camino directo a las puertas dobles con Domi a mi derecha, Chip a mi izquierda y mis Voyeviki atrás.

QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora