CAPÍTULO 39 - KOROLEVA

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•✦───────────•✧  Emma.

Me limpio los ojos a la vez que ella me repara sacudiendo la cabeza enojada. El cabello rojizo, ahora, lo tiene sobre los hombros luciendo como una mujer imponente y bien cuidada. Abro la boca para hablar, pero alza el índice pidiendo silencio, ya que seguimos siendo el foco de interés de todos los que están. Las personas que la acompañan me rodean sacándome de la sala de patinadores rumbo a la oficina de orientación donde espera Chip quien cuelga el teléfono que tenía en la oreja y se siente bien verlo también.

Contando a él y a Domi, tengo más de siete personas alrededor.

—Dime el nombre de un integrante de la Bratva el cual luzca así —me señala Domi queriendo que me detallen—. Nosotros no lucimos así, ¡¿Qué te pasa?!

—No soy una de ustedes…

—¿Me estás contradiciendo? —se ofende— ¡A mí, que tengo claro que puedo y no decir! Intento hablar, pero me manda a callar otra vez.

—¡Estás en una de las organizaciones más poderosas del planeta, no en un grupo de elogiadores de la depresión!

Sacudo la cabeza en busca de la puerta, pero me toma con fuerza devolviéndome y he aquí al monstruo de dos cabezas que no cambia ni con los años.

—Antes de tomar decisiones debiste sopesar que este papel no es menos difícil que el otro —Se acerca a mi oído—, este es mucho peor, así que muévete a entrenar, que por muy Koroleva que seas no me da miedo ponerte un teaser en el culo, por mi reputación hago lo que sea.

Me empuja afuera manteniendo el agarre en mi brazo y he sido arrastrada de tantas maneras que ya ni me importa. Las personas que la acompañan nos siguen. El piso de entrenamiento está en la segunda planta y me adentro en esta, a la vez que ella le señala la trotadora a Chip, quien se apresura a encenderla.

—A trabajar.

La cabeza me duele, solo quiero irme a descansar e intento evadirla, pero me encarama en el aparato clavando el puño en la máquina, obligándome a mover las piernas cuando esta echa a andar. El resto de los patinadores aún no ha entrado y el equipo sigue a mi alrededor.

—Ella es Emma James —me presenta—: Nuevo miembro de la Bratva, ganadora del

Olímpico, estrella del patinaje, profesional en ascenso y, pronto, la deportista más famosa del mundo. Dejo de ser dominatrix si no es así.

Uno de los miembros del comité la llama en un tono de reclamación y rabiosa se encamina al sitio que le señalan.

—Te daría un abrazo, pero Domi no me deja —se acerca Chip—. El Boss debe un favor…

—Deuda de él, no mía —Me bajo queriendo irme, pero termino chocando con el torso de un sujeto con gabán, el cual me obliga a retroceder.

—Aquí no le huimos a los traumas, los enfrentamos y han de ser muy difíciles los tuyos —dice el hombre en un tono cargado de ironía—. Lástima que estemos en guerra y que a tus enemigos no les importe.

—Él es Dago, el hermano de Domi, tu entrenador personal —habla Chip y un verdugo más era lo único que me faltaba.

—Vas a ir a la máquina, ¿O necesitas que te suba? —me pregunta mi nuevo verdugo y entiendo que no me va a dejar salir—. Las deudas del Boss no se van a pagar solas.

«Maldito», Chip me ruega con los ojos que haga caso y con el mero hecho de saber que es hermano de Domi, sé que hallaré de todo menos carisma. Me consuelo con el hecho de que entre más rápido acabe, más rápido podré irme y por ello vuelvo a la máquina.

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