𝐉𝐄𝐑𝐀𝐑𝐐𝐔𝐈́𝐀 [𝐛𝐨𝐲'𝐬]

| C A P I T U L O [XIII] |

| CAPITULO [XIII] |

━ ❝ Lo siento. ❞

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━━━ Narra Choi Na-ri.

Ese desayuno fue un desastre, según mi abuelo, pero para mí fue un excelente momento para darme cuenta en nivel de codicia de algunos de ellos y admito que eso era lo que me esperaba. Esa misma mañana y después de que todos ellos se fueran, mi abuelo y yo tuvimos una larga charla la cual se trataba sobre irme a vivir con él por mi seguridad. 

Trato de convencerme de mil maneras pero mi respuesta siempre fue la misma, no quería. Me había acostumbrado a vivir "sola" y sé que lo único que lo llevaba a insistir de tal manera era por mi seguridad, pero aún así, me negué. No quería sentirme abrumada al estar rodeada de muchas personas y además, de ahora en más podría ir a su casa cada que quisiera. 

— Señorita, yo vendré a buscarla a la salida, por favor no se vaya sola. - Habló Hyun casi usando un tono de súplica a lo que solo me reí. - Y atienda el celular si la llamó. 

— Ya entendí, puedes irte. - Sonreí y él realizó una reverencia. - 

Apenas me di vuelta, noté como todas las miradas estaban sobre mi y eso, la verdad, ya me lo esperaba. Como solía hacer, incluso antes de que supieran, pasé de largo sin mirar ni saludar a nadie y me dirigí hasta mi salón de clases, pero de camino, la directora Park se interpuso.

— Buenos días, señorita Choi. - Hizo una reverencia y se mantuvo así hasta que finalmente hablé. -

— Buenos días, directora Park. - Sonreí. - Puede levantar la cabeza, después de todo, en la escuela usted es la máxima autoridad. 

Acató mi orden y me miró fijamente a los ojos. — Déjeme pedirle disculpas por cosas que hice antes, de verdad, estoy muy apenada con usted. - Pidió disculpas realizando una reverencia. - Pero de ahora en más, me encargaré específicamente de su estadía aquí y la cuidaré.

— Sus disculpas. - La miré fijamente. - No son aceptadas y la verdad es que no necesito que usted me cuide, aún así, no se preocupe que no le dije nada a mi abuelo del "trato" que recibía. 

Su rostro podía notar un poco de nerviosismo, además del hecho de que evitaba por completo que nuestras miradas conectaran y lo entendía, mi abuelo aquella noche sacó su lado amenazante y advirtió que mínima cosa que me pasara o me hicieran, se las verían con él. Y lo admito, ese hombre mayor, cuando estaba enojado si que daba miedo y aunque él me lo ocultara, sabia de lo que era capaz. 

— ¿Ese es mi nuevo horario?. - Pregunté y me extendió una carpeta, la cual miré un poco de su contenido. - ¿Algo más que me quisiera decir?.

— No, señorita Choi. - Respondió. - 

— Bien. - Sonreí. -

Continué mi camino hacia mi salón y de mientras revisaba mi nuevo horario, ahora tendría más clases extracurriculares y además, era obvio que las compartiría con esos cuatro. Al ingresar a mi salón todas las miradas se pusieron sobre mi, miré a cada uno y luego me dirigí hacia mi asiento, en donde, sobre el escritorio ya se encontraban pequeños obsequios. 

Dejé mi mochila sobre mi asiento y comencé a ver un poco lo que había. Eran perfumes, accesorios y inclusive chocolates de marcas muy importante, pero lo que me causó tanta risa fue el hecho de que cada uno de esos venía con el nombre de su destinatario y además, del nombre del grupo de su familia o empresa. 

— Esto, ¿qué significa?. - Pregunté mirando al resto, quienes estaban pendientes de cada acción que realizaba. - Porque para mi seria una muy buena interpretación de la frase, "ganarse el cielo a besos". - Sonreí. -  

— Tómalo como un regalo de bienvenida. - Comentó una de las chicas y todos estuvieron de acuerdo con lo que dijo. - 

— ¿Por qué de bienvenida?. - Pregunté curiosa. - Nunca me fui, siempre estuve aquí. - Sonreí. - Solo que para ustedes, cuando era una "becada", no significaba nada y ahora, que saben quien soy en realidad, los papeles cambiaron. 

Todos guardaron silencio y eso solo hizo que mi risa fuera escuchada. — Que situación tan divertida. - Pensé. - Saquen estas porquerías de mi escritorio, no necesito nada de esto y es más, puedo obtener cosas mejores. - Sonreí mientras me apoyaba en mi escritorio. - La clase va a comenzar, ¿qué esperan?. 

Con decir aquello, todos lo que me dejaron un presente corrieron a sacarlo. Aproveche ese momento para mirar la cara de cada uno y sabia que esto era aprovecharse del "poder" que obtenía, pero estaba bien hacerlo, porque después de todo, cada uno de ellos era igual. 

— Queda uno. - Exclamé al ver una caja de una marca de joyas muy importante, y justo cuando estaba por volver a preguntar, el dueño se levanto de su asiento. - Vaya, Choi Yoon-seok.

Caminó hasta mi mesa y agarró aquel lugar, quería decirle muchas cosas pero sentí que solo sería innecesario y cansador, por lo cual me contuve. — Acéptalo.

Me extendió aquella caja nuevamente, estaba agachando la cabeza y admito que me causo risa. — ¿Por qué debería?. - Pregunté. - Que yo recuerde, de todos aquí, eras el peor y no vayas a olvidar lo que sucedió la última vez.

— Lo siento. - Dijo. - De verdad lo siento, Na-ri.

— ¿Na-ri?. - Pregunté sorprendida. - No me llames así, recuerda que para ti era, "maldita loca". - Sonreí. -

No dijo nada y solo se mantuvo quieto en frente de mi, nunca lo vi pidiendo perdón públicamente ni siquiera a Kim Ri-an, esto si que era nuevo de ver. — Piérdete. 

Lo aparté de mi camino y me senté en mi lugar, en ese mismo momento nuestra profesora llegó. Cruzamos miradas por última vez y se apartó de mi vista, cuando sentí que todo ese espectáculo acabó, alguien arrojó una pequeña caja a mi escritorio y al ver de quien se trataba, sonreí. 

— ¿Cuándo llegaste?. - Pregunté y él me devolvió la sonrisa. - ¿Y qué es esto?.

— No importa, solo ábrelo. - Respondió y cumplí con lo que dijo. - Que tal, ¿te gusta?.

Dentro de aquella caja había una pulsera muy delicada y bonita, parecía ser hecha a mano y además tenía mis colores favoritos. — Me encanta, gracias Kang Ha.

Ahora es cuando por fin había confirmado mis sentimientos, él me gustaba y mucho. 

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