| C A P I T U L O [XVI] |

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| CAPITULO [XVI] |

━ ❝ Tú chica. ❞

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━━━ Narra Choi Na-ri.

Para poder comprender al otro, tienes que estar en sus zapatos. Eso era algo que siempre me decía mi abuelo para que no se me fuera mi "humildad", sin embargo, había situaciones en las que nunca podría llegar a suceder eso y esta era una de ellas. 

En la mañana temprano la profesora Ji-soo me cito en su oficina, desde mi parte no entendía, ya que, no había motivos para ello. Pero no me negué y fui, al entrar en su oficina noté que la mayoría de las cosas que decoraban el lugar, eran nuevas y poseían un precio muy alto. 

— Alumna Choi, veo que ya llegó. - Sonrió y se sentó sobre su escritorio con una gran sonrisa. - Por favor, tome asiento. 

Solté una risa y miré cada detalle en ella, desde los zapatos que tenía puestos hasta los pendientes que colgaban en sus orejas, todo caro. — Sea rápida, no me gusta perder el tiempo. - Dije estando aún de pie. - 

Aclaró su garganta y se cruzó de brazos, aquella sonrisa fastidiosa que adornaba su rostro se esfumó y ahora todo su semblante era serio. No entendía para nada, pero mi instinto decía que esta "reunión" no trataría de nada escolar. 

— ¿Qué hicieron ayer con Lee Woo-jin?. - Preguntó. Esperaba que fuera otra cosa, menos esto. -

Tomé asiento y luego la miré sin quitar aquella sonrisa de mi rostro. — ¿Nos anda espiando?. - Pregunté. - Nunca me habría esperado que cayera tan bajo, al punto de espiar a su amante. 

— Responda, alumna Choi. - Insistió usando el mismo tono, con la diferencia de que ahora si, me había molestado. - 

— Desde su puesto no me puede obligar a nada, y creo que eso lo tiene muy en cuenta. - Contesté usando el mismo tono de ella. - Y si quiere saber que fue lo que "hicimos", que Lee Woo-jin, le responda. 

Me levanté del sofá y comencé a caminar al rededor de su oficina, admirando de más cerca cada objeto llamativo. — Dejé eso en su lugar. - Dijo agarrándome de la muñeca fuertemente, acción que me hizo reír. - No lo repetiré. 

— ¿Cuánto cree que duré este romance que tiene con su alumno?. - Pregunté. - O quizás tiene planeado exprimir hasta la última gota, hasta que llegue el siguiente, ¿verdad?.

Se mantuvo en silencio aún con el ceño fruncido y clavando aún más sus uñas postizas. Empecé a forzar contra ella y eso fue hasta que cometí lo que buscaba, que cayera al suelo. — Conozca su lugar. - Caminé hacia ella. - Que es debajo de mi, a la altura suficiente para que bese mis pies. 

— Notificare su comportamiento inadecuado. - Dijo aquello con su voz temblorosa. - 

— ¿Qué cree que me harán?. - Sonreí. - ¿Castigar, expulsarme o piensa decírselo a Lee?. - Pregunté agachándome a su altura. - Antes podría haber echo lo que quisiera, es una lastima que no haya aprovechado su oportunidad. 

Me levanté y caminé hacia la puerta, no sin antes tirar un florero que sabia, era demasiado caro. — ¡¿Qué haces?!. - Gritó. -

— Hay demasiadas cosas en esta habitación que no están a la altura de ti, ni hablar de la ropa y accesorios que traes puestos. - La miré. - Es divertido jugar a ser rico, pero creo que tú ya haz pasado el limite y hasta te crees lo suficiente como para estar a nuestro, mejor dicho, mi nivel.

Abrí la puerta y me llevé con la sorpresa de que habían demasiadas miradas en nuestra dirección. Inmediatamente agaché la cabeza y me agarré mi brazo lastimado, intenté dar un aspecto de "victima" y me fui de allí corriendo. 

Y por más que haya esperado, no se hizo público ningún artículo sobre lo sucedido y por más que eso me ahorrara problemas con Hyun, esperaba que siquiera alguien hiciera algo, conociendo lo amantes de los rumores que eran. 

Me encontraba en la sala de descanso haciendo un encargo de parte de mi abuelo, eran unas planillas que contenían detalles contables y yo era la encargaba de verificar que cada cosa estuviera bien. Tenía los audífonos puesto escuchando música para concentrarme únicamente en mi trabajo, pero de lo bien que estaba, me vi interrumpida por la presencia de cierta persona.

— Jung no se encuentra, su clase aún no terminó. - Comenté mientras miraba la pantalla de enfrente. -

— ¿Por qué supones qué vine por ella?. - Preguntó y lo miré. - No me gusta estar así.

— Te dije que será hasta que mis sentimientos. - Suspiré. - No me hagas hablar.

Cerré la computadora para levantarme del sofá pero él me agarró de la muñeca para volverme a sentar. — Na-ri. - Nombró. -

— ¿Acaso eres estúpido?. - Miré el dueño de aquella voz, y se trataba de Lee Woo-jin, quien estaba acompañado por Kim Ra-in. - Suéltala.

— Lee, no te metas. - Dije y hice que Kang Ha me soltara. - Si lo que quieres es hablar, nos vemos donde siempre.

Él solo asintió y salió de la sala, la verdad es que me dolía tratarlo así pero era lo mejor y además no quería intervenir en ninguno de sus planes. Solté un suspiro y miré a los dos chicos quienes miraban atentamente hacia la salida.

— ¿No conoce su lugar?. - Preguntó Lee Woo-jin molestó mientras se sentaba en un sofá. - Solo porque cuando eras una "becada", se convirtieron en amigos y ahora se cree con toda.

— Detente ahí. - Lo interrumpí. - Eso no te concierne, y te pediría que no te metas.

El ambiente quedo algo tensó, de vez en cuando levantaba la mirada y me encontraba con Kim Ri-an quien se encontraba mirando fijamente.  — ¿Hay algo qué me quieras decir?. - Pregunté. - 

Justo cuando estaba por abrir la boca, la puerta fue nuevamente abierta y por ella entraron los camareros quienes traían los almuerzos de ellos. — Pedí una pasta para ti, eso si, no es el almuerzo que debes. - Dijo sonriendo Lee Woo-jin. - 

— Llévatelo, no comeré eso. - Indiqué al chico que traía mi plato. - Soy alérgica a los mariscos, y al durazno. - Lo último dije alejando aquel vaso con jugo que me trajeron. -

Cerré mi computadora y me levanté del sofá pero ahora Lee me había agarrado de la muñeca, y si por fuera poco, era en donde tenia las marcas que me dejaron en la mañana y al ser nuevas, aún dolían. Fue por lo mismo que no pude evitar hacer un gesto de dolor, cosa que hizo que inmediatamente me soltara. 

— ¿Qué tienes?. - Preguntó algo preocupado. - 

— Deberías de preguntarle a tu chica. - Contesté. -

— ¿Tú chica?. - Preguntó Kim Ri-an confundido. - 

Lo miré a ambos por última vez y me fui de allí. La verdad es que si era alérgica a esas cosas, pero además, no podía comer cualquier cosa y esa era la regla número uno de mi abuelo. Y eso se debía a que cuando era pequeña, sufrí de envenenamiento. 

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𝐉𝐄𝐑𝐀𝐑𝐐𝐔𝐈́𝐀 [𝐛𝐨𝐲'𝐬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora