| C A P I T U L O [XXXV] |

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| CAPITULO [XXXV] |

━ ❝ ¿Qué demonios?. ❞

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━━━ Narra Choi Na-ri.

Cuando era niña, recuerdo que para conseguir siempre lo que quería, siempre tenía que recurrir a tocar el punto débil de mi padre, yo. Odiaba la idea de que su única hija tuviera que pasar tiempo con alguien más o que tan siquiera, estuviera lejos de él por más de dos horas.

Y sabiendo eso, siempre le recordaba que en algún momento me tenía que ir con mi esposo en un futuro y que él si me compraría lo que quisiera. Diciendo aquello, al día siguiente tenía lo que quería y mucho más, a los pies de mi cama.

Pero era un juego de niña. En ese tiempo sabia que no quería estar con nadie más que no fueran mis padres y mi abuelo, no necesitaba nada más si los tenía a mi lado. Es por eso que cuando los perdí, sentí que la mayor parte de mi mundo y estabilidad, se fueron con ellos. 

Si bien tenía a mi abuelo, nunca sería lo mismo- Tenía tantas responsabilidades y diariamente se encontraba en una controversia por la lucha interna que había en la familia, lucha en la cual había perdido a mi padre y dejaron a su nieta huérfana.

Desde ese momento, la simple idea de tener que convivir con alguien más la odiaba. Siempre me mantenía al margen de todo, no buscaba llamar la atención ni mucho menos conseguir amigos. Pero todo cambió en el momento en el que conocí a Kang In-Han.

Él era una persona totalmente distinta al resto. No se preocupaba por caerle bien a nadie ni mucho menos llamar la atención, pero lo único que me molestaba de él, era su buen corazón. Nadie le pedía ayuda pero siempre la daba, nadie pedía su opinión pero la daba y siempre estaba allí para cuando alguien necesitaba, por más que no fuera algo reciproco. 

Es por eso que me molestaba demasiado el que fuera demasiado tonto. Intente de explicarle de miles de formas que nadie merecía sus buenos actos y que solo lo hiciera si fuera conveniente pero no, él no entendía. 

— De verdad que no entiendo, la ayudas pero el lastimado aquí eres tú. - Exclamé molesta mientras sacaba unas pomadas y vendajes para curar sus heridas. -

— Ya lo dijiste, pero no te enojes, ella no tiene a nadie. - Contestó manteniendo aquella compresa fría sobre su rostro. - Además, siempre es bueno.

— "Brindar ayuda". - Dije interrumpiendo sus palabras para luego completarlas yo. - Pero no merece la pena si tú terminas en tal estado, se que eres mucho más inteligente que esto.

— Lo haría por ti. - Confesó ganándose toda mi atención. - Por ti y por aquellos a quienes de verdad aprecio.

— ¿Es reciproco?. - Pregunté usando un tono de voz algo tajante y antes su silencio, terminé soltando un suspiro de frustración. - Cuídate, es lo único que pido. 

Recordar aquella conversación me hacía pensar en que pude haber hecho algo más por él, pero mi estúpido pensamientos de que no debía de meterme, no me lo permitieron. Ese chico había sido la primera persona que había considera "amigo" en tantos años, y su partida también fue una perdida muy importante para mi. 

Y eso hasta que conocí a su hermano, y aunque al comienzo no sabia nada de su parentesco, lo único que quería es que se repitiera aquella historia con él. Y si, me metí demasiado a tal punto que inclusive mi sentimientos estaban envueltos en todo esto. 

Pasarón un montón de otras cosas y ahora mismo, ni siquiera sabía como es que había llegado a ganarme el corazón de aquellos tres chicos. ¿Compartí cosas con ellos?. Si. Pero eso nunca me llevó a pensar que podría llegar a pasar algo más allá. 

𝐉𝐄𝐑𝐀𝐑𝐐𝐔𝐈́𝐀 [𝐛𝐨𝐲'𝐬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora