| C A P I T U L O [XXXVIII] |

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| CAPITULO [XXXVIII] |

━ ❝ Problemas. ❞

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━━━ Narra Choi Na-ri.

La reunión se había prolongado más de lo esperado, y todo por culpa de mi estúpida familia que no estaba de acuerdo con las planeaciones que había predispuesto. Todos los demás estaban bastantes cansados de que en cada reunión, siempre fuera la misma historia y aunque tratara de remediarlo, no lograba tener éxito.

La voz molesta de mi tío eran lo único que se escuchaba en toda la sala y yo, solo me dedicaba a hacer oídos sordos mientras terminaba de analizar los papeles en frente mío. — Esto es inaceptable. - Dijo ya terminando su discurso. - 

— ¿Entonces qué propone, señor Junho?. - Preguntó el señor Boo, quien era mi asesor y amigo de mi padre. - 

— Propongo que yo, como mayor de esta familia, sea el responsable de las acciones y también de que se lleven a cabo todas las negociaciones. - Dijo ganando inmediatamente mi atención. -

Escuchar aquello me molesto demasiado. Dejé de lado los papeles que momentos antes tenía leyendo y me quedé mirándolo fijamente. — El mayor de esta familia sigue siendo mi abuelo. - Aclaré resaltando mi molestia. - ¿O es qué ya lo hace muerto?. 

— ¡Ingrata, mi padre no dijo eso!. - Dijo mi primo mayor, Min-hyuk, alzando la voz. - No pongas palabras en su boca.

Mi tío se levantó de su asiento bastante molesto y intentó acercarse a mi. Y digo intento porque Hyun junto con los amigos de mi padre, se pusieron de pie. — ¡Yo no dije eso!. - Gritó. - ¡Pero todos tenemos que admitir que es inaceptable que una mujer, que acaba de cumplir su mayoría de edad, sea la que este al mando de todo!.

— Es realmente una lastima que aún con el estado del señor Choi, se pongan en este plan. - Opinó nuevamente el señor Boo. - 

— No te metas en esto. - Amenazó mi tío Youngjae. - Esos son temas familiares, a nadie de todos ustedes les concierne hablar al respecto. 

Me levanté de la silla y seguido cerré la computadora que tenía en frente mío. — ¿Y ustedes quieren ser responsables de todo?. - Pregunté con sarcasmo. - ¿Alzando la voz, amenazando y hablando de tema familiares en frente de los demás?. - Reí. - Eso si que es inaceptable, y una vergüenza para todos los presentes. 

— Déjenme aclarar que todo lo que propongo y las conclusiones que di, durante todas esta reuniones, han sido dadas por el mismo señor Choi, mi abuelo. - Continué. - Como bien saben, el necesita realizar reposo y es por lo mismo que estoy aquí en representación de él.

Todo aquello lo dije mirando a los ojos de cada uno de los presentes hasta llegar a mis tíos y primo en donde me detuve unos segundo, y nuevamente miré al resto. — Entonces, les pido que me miren como si mi abuelo estuviera aquí y diciendo todas estas cosas. - Dije. - Y también quiero informar que cada cosa que sucede aquí, llegan a él.

— Incluido sus acciones. - Finalicé lo último mirando específicamente a aquel par. - Bueno, si no hay ningún otro tema del cual hablar, damos por terminada la reunión.  

Nadie más dijo ni objetó nada, al contrario, aquellos que aún se encontraban sentados se pusieron de pie para hacer una reverencia a medida que salía del lugar. Esas actitudes basuras eran las cosas que tenía que soportar casi siempre, y lo admito, estaba demasiado cansada.

Como dije, todo lo que ocurrió en la reunión de hoy llegó nuevamente a los oídos de mi abuelo y aunque intentara que eso no ocurriese, para evitar su molestia por su salud, me era casi imposible. 

Mi abuelo comenzó a enfadarse y en uno de sus tantos suspiros comenzó a toser desenfrenadamente. Le acerqué unos de sus pañuelos, un vaso de agua y con mis manos comenzaba a hacer una especie de abanico para que le llegara aire. — ¿Llamo al doctor Lee?. - Pregunté preocupada. -

— Estoy bien, Na-ri, estoy bien. - Respondió a medida que se iba recuperando y luego bebió del vaso. - Es solo que.

— Nada. - Dije interrumpiéndolo. - ¿Por qué no cumple con las indicaciones?. - Pregunté. - No debería indagar en nada, dejarme que me haga cargo de todo.

— Pero con tantos obstáculos, ellos te están haciendo la vida imposible. - Respondió. - No quiero que esto te ponga en peligro.

— Estoy bien y puedo con esto. - Informé mientras agarraba su mano y comenzaba a acariciarla. - No estoy sola tampoco, como sabes, todos me apoyan.

A él solo le quedó escuchar todas mis quejas mientras lograba mermar mis preocupaciones y una vez me desahogue, pude disfrutar de la hora de nuestra merienda. Bueno, eso fue hasta que entro al jardín su secretario anunciando la llegada de unos invitados. 

— ¿A mi?. - Pregunté. -

— Si señorita, la están buscando a usted. - Respondió. - ¿Qué les digo?.

— Me preguntó quien será. - Comentó mi abuelo riendo dejando de lado su taza de té. - ¿El heredero del grupo Jooshin, el hijo del político o el chico misterioso?. 

— Abuelo. - Dije y esté levantó ambas manos en defensa. -

— La información me llega, y yo solo las leo para cuidar de ti. - Respondió y luego miró a su secretario. - Hazlo pasar.

Era realmente molesto ser débil ante él, y más ahora con el tema de su enfermedad, porque no me podía negar a nada de lo que dijera. Más que nada en este momento que minutos antes, había sido abatido por toda la información que le había llegado.

— Abuelo, solo no quiero que vayas a la sala ni a ningún lugar cerca de allí. - Supliqué suspirando. - Por favor.

— ¿No puedo andar por mi propia casa como me dé la gana?. - Preguntó bastante ofendido. - 

— No, no se trata de eso. - Respondí rápidamente. - Solo no quiero que te veas con ellos. 

— ¿Por qué no?. - Preguntó y nuevamente me estaba quedando sin respuestas. - Solo quiero conocer a la persona que se atrevió a venir a verte hasta la casa de tu abuelo, ¿está mal eso?. 

— No se trata de si esta bien o no. - Contesté. -

— ¿Entonces?. - Preguntó y yo solo suspiré en respuesta. - Bien, no iré ni nada por el estilo. 

Al escuchar su respuesta solo murmuré un pequeño "gracias" y luego me levanté del sofá en el que me encontraba para comenzar a caminar hacia adentro. — Solo déjame decirte que ese chico de verdad esta interesado en ti. - Comentó y al mirarlo, desvió la mirada hacia otro lado. -

No podía ni afirmar ni negar lo que había dicho. Es más, ni sabía quien había venido a verme pero tenía que admitir que mi corazón latía muy fuerte. 

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𝐉𝐄𝐑𝐀𝐑𝐐𝐔𝐈́𝐀 [𝐛𝐨𝐲'𝐬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora