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Era la última sesión de la semana, Dan realizaba los últimos ajustes en la postura de Jaekyung durante un ejercicio, notó que Jaekyung parecía un poco más pensativo de lo habitual.

No era raro que Jaekyung fuera directo con lo que quería, pero esta vez, había una cierta vacilación en su mirada.

Finalmente, cuando la sesión estaba a punto de terminar, Jaekyung se volvió hacia Dan, aún sudando ligeramente por el esfuerzo. Su tono era más suave de lo normal.

— ¿Recibiste un brazalete ayer? —dijo Jaekyung.

— Lo hice, ¿por qué?

— ¿Te gustó?

— Más o menos... Pero aún estoy aprendiendo a vestir... No sé cómo ni con qué ropa usarlo... Aparte de que es caro...

— Bueno, ¿eso no debería ser un impedimento para usarlo?

— Pero aún así, siento que llevo una reliquia y no me gusta... Me siento en peligro cada vez que uso algo caro... — dijo Dan — En ese entonces, los usureros se llevaron todas las cosas valiosas de mi abuela, bueno, excepto su ropero nupcial.

— ¿Por qué?

— Nunca lo supe todo... Todo lo que me dijo fue que después de que mi abuelo murió, ella tuvo muchos problemas económicos... Y eso la llevó a esa maldita deuda...

— Ya veo... — dijo Jaekyung, quién movía sus brazos con la guia de Dan.

— Has evolucionado bastante bien... Así que la sesión de mañana en tu casa sería la última de esta primera fase.

— Y sobre eso... Quería preguntarte algo — comenzó Jaekyung, sus ojos se fijaron en los de Dan por un momento antes de desviarse — El sábado... ¿podrías quedarte conmigo después de la sesión?

Dan lo miró, un poco sorprendido por la petición, pero también curioso.

— ¿Quieres que me quede? — preguntó Jaekyung, asegurándose de haber entendido bien.

Jaekyung asintió, frotándose la nuca con cierta incomodidad, algo poco común en él.

—Sí, es que... Bueno... Me lo has puesto medio complicado... — el azabache hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas, y no solo dejar salir puntos suspensivos— Estaba pensando sobre... sobre si te gustaría pasar tiempo con... Contigo... Sin ejercicios ni tratamientos, sólo nosotros.

— ¿Qué tienes en mente?

— No sé... Quizás solo cenar, quedarnos en la piscina, ver alguna película... Quizá algo de sexo — dijo Jaekyung, quien jaló a Dan hacia él y su mano fue a dar a su retaguardia, dando un ligero apretón a aquella parte de su cuerpo qeu tanto lo enloquecía, tan redonda, tan suave, y grande, tanto que cabe en su mano, y él es de manos grandes... Esto provocó un sobresalto en el fisioterapeuta.

— No aquí Jaekyung, en ese entonces era el gimnasio y todavía es tuyo, pero aquí puedo meterme en serios problemas, así que por favor, no aquí... Tal vez mañana, lo que sea que tengas planeado... No puedo creer que haya dicho eso.

Dan lo observó en silencio por un momento, notando la sinceridad en su voz y el hecho de que esto parecía ser algo importante para Jaekyung. Su petición, tan simple y desprovista de cualquier pretensión, le hizo curvar sus labios formando una ligera sonrisa.

— Me quedaré contigo el sábado — respondió el castaño finalmente, con una calidez que hizo que Jaekyung levantara la vista, sus ojos brillando ligeramente con algo que Dan no pudo identificar del todo.

—Gracias, Dan... De verdad — dijo Jaekyung, quien pareció relajarse un poco, asintiendo con una pequeña sonrisa.

Con eso, la sesión terminó, pero la promesa de pasar tiempo juntos el sábado dejó un sentimiento de anticipación en el aire, algo que ambos esperaban con más entusiasmo de lo que ninguno de los dos admitiría.

Al día siguiente...

Dan sentía una mezcla de nervios y emoción en su pecho, pero lo atribuyó al hecho de que, después de esta sesión, se quedaría un rato más con Jaekyung, sin saber qué esperar... Jaekyung fue y es el hombre más impredecible que haya conocido.

Cuando llegó, Jaekyung lo recibió con una leve sonrisa. Dan notó que el ambiente en la casa estaba tranquilo, casi relajante, lo cual ayudaba a calmar cualquier nerviosismo.

La sesión comenzó en la alberca, como de costumbre. Ambos se sumergieron en el agua, y Dan comenzó a guiarlo a través de los ejercicios de recuperación.

El agua templada era un alivio para los músculos tensos de Jaekyung, y los movimientos que realizaba bajo la supervisión de Dan eran precisos y efectivos.

Dan le indicaba los ejercicios pacientemente, observando atentamente cada movimiento, asegurándose de que la recuperación de Jaekyung siguiera progresando.

Había algo terapéutico en el ambiente, el sonido del agua suave, el eco de las respiraciones y el leve chapoteo mientras Jaekyung seguía las instrucciones de Dan.

Después de un buen rato de trabajo, Dan le indicó que era momento de descansar. Jaekyung se apoyó en el borde de la alberca, mirando hacia el ventanal que daba al exterior. Dan, quien ya podía nadar lo básico, se movió, quedando a su lado.

— Parece que el sol está tratando de salir — comentó Jaekyung, su voz baja y tranquila, señalando hacia el ventanal.

Dan siguió su mirada y notó cómo, entre las nubes grises que habían cubierto el cielo todo el día, pequeños rayos de sol comenzaban a abrirse paso, iluminando el paisaje de manera tenue, casi como si la naturaleza estuviera despertando de una larga siesta.

— Sí, normalmente el cielo tarda en despejarse — respondió Dan, con una pequeña sonrisa — Pero con la entrada del otoño parece que es un buen cambio.

Jaekyung asintió, aún mirando hacia el exterior, el agua seguía ligeramente en movimiento a su alrededor, y el ambiente se sentía cómodo, casi íntimo. Había una paz en esos momentos silenciosos, donde no hacía falta hablar demasiado.

— Es agradable, ¿no? — dijo Jaekyung casi murmurando, rompiendo el silencio — Solo... estar aquí, sin preocuparse por nada más.

Dan lo miró, viendo un lado de Jaekyung que rara vez salía a la luz. Este momento, tan simple y sin pretensiones, era lo que hacía que el tiempo que pasaban juntos fuera extrañamente especial. Sin entrenamiento riguroso, sin la presión de recuperarse o de seguir con la rutina, solo estaban ellos dos, compartiendo un instante.

— Sí, es agradable — respondió Dan, su voz también suave, como si temiera romper la tranquilidad.

Ambos se quedaron allí, en silencio, observando cómo el sol continuaba luchando por salir entre las nubes, iluminando el agua de la alberca con un resplandor suave y cálido. Era un pequeño momento de paz, una pausa en sus vidas que les permitía simplemente disfrutar de la compañía del otro, sin nada más que importar en ese instante.

Jaekyung, quien no quería desaprovechar un momento, se acercó sutilmente hacia donde estaba el fisioterapeuta, rodeó su torso, y lo pegó a sí mismo.

— Estás calientito.

— Es por el agua — dijo Dan — Está a una temperatura agradable, aunque no es recomendable porque el agua en esta temperatura causa sueño... Hay que salir.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora