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En el aeropuerto de Incheon, Yoongu se encontraba en la zona de embarque, esperando a que comenzara el abordaje. Su mochila estaba a su lado, y su rostro mantenía una expresión seria, casi indiferente.

Su viaje a Londres y pasar tiempo con Dan le parecía la mejor oportunidad para despejar la mente.

Una vez dentro del avión, se acomodó en su asiento junto a la ventana. Afuera, las luces del aeropuerto iluminaban los alrededores, y Yoongu observaba distraídamente el movimiento de los vehículos y personal de tierra.

Mientras miraba, su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo. Lo sacó y, al ver el nombre en la pantalla, sus cejas se fruncieron ligeramente. Era Heesung.

Con un suspiro pesado, aceptó la llamada y llevó el teléfono a su oído.

— ¿Qué quieres? — preguntó Yoongu, con voz seca.

Yoongu... no te vayas así — se escuchó la voz de Heesung al otro lado, un tono suplicante y cargado de ansiedad — ¿Por qué no me dijiste nada?

Yoongu miró por la ventana y, para su sorpresa, vio a Heesung parado en la terminal, justo frente a la pista. Estaba agitando los brazos, tratando de llamar su atención desesperadamente. Yoongu cerró los ojos un momento, como si eso pudiera borrar lo que estaba viendo.

— Heesung, ya no hay nada que decir — dijo Yoongu en un tono firme, aunque dentro de él la situación lo incomodaba.

— Por favor, déjame hablar contigo — insistió Heesung, su voz empezando a quebrarse — Quiero hacer las paces contigo pero me rechazas, solo por favor, bájate del avión y hablemos.

Antes de que Yoongu pudiera contestar, las azafatas comenzaron a dar las indicaciones de seguridad.

— Pasajeros, por favor, pongan sus teléfonos en modo avión.

— Tengo que colgar... No te atrevas a buscarme... Ya tuve suficiente con tus tonterías durante esta semana — fue lo último que Yoongu dijo antes de cortar la llamada abruptamente.

Guardó el teléfono en su bolsillo, sus ojos aún miraban por la ventana, donde Heesung seguía parado, inmóvil.

Yoongu se recostó en el asiento, soltando un largo suspiro mientras el avión se preparaba para despegar. Sus pensamientos se agolpaban en su mente, pero se obligó a no darle más vueltas al asunto. Este viaje era para dejar todo atrás, aunque fuera temporalmente.

No pasó mucho tiempo para que el avión despegase, Yoongu se inclinó en su asiento, observando las luces de Seúl desvanecerse a lo lejos.

Se sentía tenso, pero sobre todo, agotado emocionalmente. El viaje no solo era una escapatoria, sino un intento de poner distancia entre él y las emociones que lo habían estado consumiendo. La llamada de Heesung lo había removido más de lo que quería admitir. Sentía una mezcla de frustración y tristeza, pero también un peso en el pecho, como si algo dentro de él estuviera incompleto.

Mirando por la ventana, dejó que su mente divagara. Recordaba los días en los que las cosas con el actor eran más simples, pero esos tiempos parecían tan lejanos. Ahora todo estaba lleno de malentendidos y resentimientos.

Su razón le decía que había tomado la decisión correcta, que necesitaba este espacio, pero su corazón... ese era otro asunto. Huir no resolvería nada, pero ¿qué otra opción tenía?

Justo cuando empezaba a perderse en sus pensamientos y hallar algo de paz, un llanto agudo lo sacó de golpe de su introspección. Un bebé, unas filas más adelante, había comenzado a llorar. Al principio, intentó ignorarlo, pero el sonido era insistente y penetrante, aumentando su ya creciente incomodidad.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora