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La conversación entre Dan y Jaekyung continuó fluida y cálida, ambos sintiéndose más conectados después de compartir partes tan íntimas de sus vidas. Hablaban en coreano, su lengua materna, lo que les permitía expresarse con mayor facilidad y profundidad.

Las risas suaves y las miradas cómplices llenaban el espacio entre ellos, creando una burbuja de intimidad en medio de la acogedora cafetería.

Mientras discutían sobre anécdotas de su infancia, un hombre de la tercera edad, sentado en una mesa cercana, comenzó a fruncir el ceño visiblemente molesto. Parecía estar solo, con una taza de café que ya se había enfriado frente a él. Sus miradas furtivas hacia Dan y Jaekyung se hicieron más frecuentes y más incisivas a medida que pasaban los minutos.

Finalmente, el hombre no pudo contenerse más y murmuró en voz alta, lo suficiente para que ambos lo escucharan.

— Estamos en Inglaterra, hablen inglés, ¿quieren?

Dan notó la incomodidad casi de inmediato en el ambiente y dirigió una mirada conciliadora hacia el hombre, ofreciendo una pequeña inclinación de cabeza en señal de disculpa. Jaekyung, por otro lado, tensó la mandíbula, pero decidió, sorprendentemente, ignorar el comentario, volviendo su atención a Dan.

—Entonces, ¿aparte de entrenar y nadar, qué otras cosas te gustan? — preguntó el fisioterapeuta con una sonrisa, tratando de mantener el ambiente agradable y en unburdo intento de restarle importancia al incidente, continuando la conversación,esta vez en inglés.

— Me gusta leer, o escuchar música, aunque parezca que no, me gusta... — dijo Jaekyung en inglés, su tono era más rígido, la molestia aún evidente en sus ojos — Me ayudan a desconectar y aprender al mismo tiempo, y a aprender a no meterse en conversaciones ajenas.

Antes de que Dan pudiera responder, el hombre intervino nuevamente, esta vez con más agresividad en su voz.

—No tiene sentido que vengan aquí y no se adapten a nuestras costumbres — dijo el señor con ganas de armar argüende — Siempre hablando en sus idiomas extraños y ocupando nuestros espacios.

La tensión en la mesa aumentó considerablemente. Dan podía sentir cómo los hombros de Jaekyung se tensaban, y cómo sus manos se cerraban en puños sobre la mesa.

Queriendo evitar una confrontación, Dan posó suavemente su mano sobre la de Jaekyung, aplicando una ligera presión en un intento de calmarlo.

— Jaekyung, déjalo, no vale la pena — susurró Dan, mirando a Jaekyung a los ojos para calmarlo.

Jaekyung respiró hondo, intentando controlar el creciente enfado dentro de él. Pero antes de que pudiera relajarse, el hombre lanzó otro comentario, esta vez mirando directamente a Dan.

— Y mírate, ni siquiera sabes cómo vestirte apropiadamente... Pareces una mala imitación —soltó el anciano con una risa burlona, sus ojos llenos de desprecio.

Ese fue el punto de quiebre. La protección que Jaekyung sentía hacia Dan superó cualquier intento de autocontrol. Sin pensarlo dos veces, se puso de pie bruscamente, la silla raspando el suelo con un sonido agudo que llamó la atención de varios clientes alrededor.

— ¿Qué dijiste, cabrón? — preguntó Jaekyung con voz firme y peligrosa, sus ojos irradiaban furia.

— Lo que escuchaste cerdo mongol amarillo — dijo el señor, claramente determinado a seguir calentando la situación — Deberían regresar por donde vinieron y dejar de molestar a la gente decente.

Antes de que Dan pudiera intervenir, Jaekyung dio un paso hacia la mesa del hombre. La tensión en el aire era palpable, y el murmullo habitual de la cafetería se había silenciado mientras los demás clientes observaban la escena con preocupación.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora