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[Esta parte está enfocada principalmente en Oscar]

A la luz del amanecer que se colaba a través de las cortinas del apartamento del waterpolista. La ropa que traían en la fiesta formaba una especie de camino.

Oscar observaba el rostro dormido de Sam, sus facciones estabanrelajadas y pacíficas. Cada línea de su perfil, desde la curva de sus pestañas hasta la forma de sus labios ligeramente entreabiertos, parecía esculpida con precisión, como si Sam fuese un retrato de serenidad atrapado en el momento. Oscar sintió un calor en el pecho, una mezcla de admiración que no podía contener, quedándose absorto en la imagen de Sam en ese estado tan vulnerable y bello. La piel de Sam, apenas iluminada, tenía un tono suave y cálido que contrastaba con la leve sombra de su barba.

Mientras lo miraba, Sam comenzó a moverse, abriendo lentamente los ojos y encontrando la mirada de Oscar. Al darse cuenta de que lo estaba observando, Sam le sonrió con esa sonrisa despreocupada y juguetona que siempre lograba que Oscar se sintiera único.

— Buenos días bello durmiente —dijo Oscar a Sam, que todavía estaba despertándose, y le lamió los brazos, marcando sus bíceps, dignos de un nadador olímpico.

— Buenos días guapo — dijo Sam, sonriendo dulcemente ante el hombre del que se enamoró.

Tras un par de minutos en que ambos se miraron en silencio, compartiendo una calma que parecía suspendida en el tiempo, se levantaron para preparar el desayuno juntos.

— ¿Cómo te sientes? Sentí que fui un poco... rudo — dijo Sam, acomodándose, y delineando con su mano la cintura del ojiazul.

— No... Hasta eso, fuiste muy lindo, y cuidadoso — dijo Oscar, sonrojado.

— Me alegra que te haya gustado... Y si no te molesta... También me gustaría ser pasivo — dijo Sam pícaramente, besando la mejilla del ojiazul.

Después de unos minutos, Oscar se levantó, sintiendo algo de punzadas en su espalda baja, y le pasó ropa interior a Sam, que le quedó como anillo al dedo

La cocina del apartamento tenía un aire acogedor, con luz natural que inundaba el espacio y resaltaba los detalles en madera y los colores cálidos que ambos habían elegido al decorarla.

Sam, aún algo adormilado pero con una energía tranquila, se colocó detrás de la encimera y comenzó a sacar algunos ingredientes mientras Oscar ponía la cafetera a funcionar. Ambos se movían en una sincronía casi instintiva, como si se tratara de una coreografía silenciosa en la que cada uno parecían saber su rol, como si fueran realmente una pareja real.

Oscar se ocupó de preparar el café, disfrutando del aroma que llenaba la cocina y sabiendo que Sam lo apreciaría. Sam, por su parte, comenzó a cortar frutas y a batir unos huevos, mientras intercambiaban miradas y sonrisas entre cada tarea. De vez en cuando, Sam se acercaba y le daba un beso fugaz en la mejilla a Oscar, quien le correspondía con una sonrisa que brillaba aún más con cada pequeño gesto de cariño.

Mientras el desayuno se cocinaba, Oscar no podía evitar mirarlo de reojo, notando cada pequeño detalle: la manera en que Sam inclinaba la cabeza, cómo sus manos ágiles cortaban las frutas con precisión, y la forma en que sus ojos parecían brillar con cada pequeña broma que hacían entre risas suaves. Era una paz tan sencilla y completa, tan diferente a cualquier otra mañana que Oscar hubiera experimentado antes.

Terminando de preparar el café, el teléfono del waterpolista vibró sobre la encimera, mostrando un número desconocido. Sin pensarlo mucho, contestó y activó el altavoz, esperando que fuera una llamada rápida de spam o algo sin importancia.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora